En una desafiante reaparición en público, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, dijo que “no se dejará intimidar” tras seis meses de encierro en la embajada de Ecuador en Londres.
En su segundo discurso desde el balcón de la embajada desde que se recluyó en el edificio, cercano al centro de la capital inglesa, el periodista australiano habló de la libertad de prensa, apuntó contra Estados Unidos y agradeció el apoyo del gobierno ecuatoriano de Rafael Correa y de América Latina.
“Vine en verano y ya es invierno”, manifestó el ex hacker, de 41 años,
con algunos problemas en su voz que remitieron de inmediato a recientes
versiones de que padece problemas pulmonares crónicos.
Ante unos 200 seguidores y una nutrida guardia periodística, calificó a
la embajada como “su casa, hogar y refugio” y agradeció el apoyo del
presidente Correa y “la solidaridad de todos los que respaldan la
libertad de expresión y de prensa, esenciales para cualquier
democracia”.
“Aunque mi libertad está limitada, al menos puedo comunicarme esta
Navidad, a diferencia de los 232 periodistas que esta noche están en la
cárcel”, comentó.
En ese pasaje de su discurso mencionó a Bradley Manning, el soldado
estadounidense que “lleva más del 10 por ciento de su vida en prisión
sin un juicio”, en referencia a que está detenido hace casi tres años,
acusado de filtrar información para Wikileaks.
Ecuador le concedió asilo político a Assange en agosto pasado bajo el
argumento de que una extradición a Suecia, donde es buscado por delitos
sexuales, derivaría en un traslado a Estados Unidos, donde podría
recibir la pena de muerte por la difusión de documentos clasificados.
Sin embargo ya lleva 185 días recluido en la sede diplomática en Londres
porque el gobierno británico se niega a entregarle un salvoconducto
para abandonar el edificio y viajar a Ecuador.
El periodista volvió a apuntar a que Estados Unidos está detrás de lo
que calificó una “persecución política” y comentó que el Pentágono
recientemente describió a la existencia de Wikileaks como “un delito que
continúa”.
También apuntó contra el gobierno de su país, Australia, que "no defiende el periodismo ni a las publicaciones de Wikileaks".
En ese marco se refirió a la posible postulación para ser legislador del
país oceánico en las elecciones del año próximo, y si bien no afirmó ni
negó esa posibilidad, comentó que “un senador no elegido será
reemplazado por uno que sí”.
Lo que Assange sí dejó en claro es que en 2013 Wikileaks “no se dejará
intimidar” y seguirá dando a conocer información clasificada de
distintos países.
Adelantó que en 2012, “a pesar de las limitaciones y las campañas para
destruir la organización”, se publicaron casi un millón de cables y que
para el año próximo se revelarán “más de un millón de documentos que
afectan a todos los países del mundo”.
La “Declaración de Navidad”, como señalaba la convocatoria que se hizo a
través de las redes sociales, fue aplaudida en varios de sus tramos por
los seguidores de Assange que se acercaron a la embajada con velas y
gorritos de Papá Noel.
“El gobierno del Reino Unido no va a cambiar su forma de pensar, lo cual
es decepcionante porque se proclaman los campeones de los Derechos
Humanos y están violando los derechos fundamentales de una persona que
tiene asilo”, comentó James, uno de los seguidores que prefirió dar
solamente su nombre de pila, en declaraciones a Télam.
“Assange es valiente y no se va rendir. El gobierno australiano tiene
que intervenir para destrabar la situación que afecta a uno de sus
ciudadanos”, explicó por su parte Fithi, oriundo de Argelia, pero
asentado en la ciudad inglesa de Bristol.
El ex hacker también tuvo el respaldo de un numeroso grupo de
latinoamericanos que, con los colores de la bandera de Ecuador, animó
los minutos previos y posteriores al discurso con cánticos en inglés y
español que rezaban “sólo hay una decisión, no a la extradición” o el
clásico “el pueblo unido, jamás será vencido”.
Desde Quito, también habló el canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, que
señaló que su país agotará "la vía diplomática" antes de buscar otras
alternativas para solucionar el caso.
Refirió que hay caminos jurídicos, pero consideró que aquellos tomarán
"más tiempo, años" antes de que se pueda obtener una salida en términos
legales.
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