El presidente boliviano Evo Morales encendió ayer el tradicional fuego sagrado en la isla Intja, con lo que dio inició a las actividades del solsticio de verano con las esperanzas de comenzar con un tiempo nuevo de hermandad, solidaridad y complementariedad.
Morales, quien recorrió el lago Titicaca desde la isla de Suriqui hasta la isla de Intja en la balsa de totora denominada "Tunupa", manifestó su agradecimiento a los embajadores que acompañaron el ritual amauta que dio paso al encendido de la llama.
"La fuerza de los pueblos y el trabajo permanente.
Muchísimas gracias hemos arrancado con el solsticio de verano, esperamos
siempre la participación de nuestros pueblos", dijo el Primer
Mandatario.
Ese tradicional ritual del mundo aimara fue presenciado por los
embajadores de Japón, China, Argentina, Escocia, Venezuela,
representantes de negocios de Costa Rica, Estado de México, Ecuador,
Nicaragua y representantes del Banco Mundial y la Unión Europea, además
de Egipto.
Esa llama, que simboliza la unidad de los pueblos y junta energías
de los cuatro puntos cardinales, será trasladada en la balsa de totora
"Tunupa", que fue construida por los propios habitantes de esa región,
hasta la isla del Sol, durante cinco días, recorriendo casi 20
comunidades, donde se recibirá el 21 de diciembre el tiempo nuevo.
Según dijo Morales desde su primera gestión, en 2006, impulsó el año
nuevo andino amazónico que se celebra el 21 de junio, no sólo al
interior de Bolivia, sino como una reflexión para el mundo, y ahora lo
hace con el solsticio de verano, que es un tiempo nuevo de hermandad,
solidaridad y complementariedad.
El "fuego sagrado" de los pueblos andinos, que será "luz guía
del nuevo ciclo", llegará el jueves en la madrugada en una balsa
de 15 metros de largo por 4,5 de ancho construida con totora
(juncos del lago) por campesinos aymara de la isla Suriqui,
En la embarcación llegará también el "ajayu" (espíritu) de
Thunupa, una divinidad andina cuyo espíritu "rescató" el viernes
un grupo de "yatiris" (sabios andinos) del volcán que lleva su
nombre, en el salar de Uyuni, en el sur del altiplano.
Según la mitología, Thunupa predicó en tiempos remotos "vivir bien", desafió a poderosos y protegió a desvalidos, por lo que fue castigado, lo amarraron al mástil de una balsa de totora y lo lanzaron al Titicaca, pero sus aguas lo protegieron. La balsa que lleva ahora su nombre, con capacidad para 40 personas, navega ya desde Suriqui y lleva "el fuego sagrado" y el espíritu de Thunipa a la isla del Sol, donde dice la leyenda que aparecieron los fundadores del imperio aymara.
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