Una causa para investigar posibles abusos cometidos por el exprefecto del seminario de Paraná, Justo José Ilarraz, acusado de haber sometido sexualmente a más de 50 niños de entre 10 y 14 años entre 1985 y 1994, será abierta en Tucumán. El fiscal Francisco Ramírez Montrull, dijo ayer que existen indicios "de posibles casos de abusos” en Monteros.
El fiscal de la justicia entrerriana, Francisco Ramírez Montrull, dijo ayer, al regreso de un viaje a Tucumán, que también existen indicios "de posibles casos de abusos” cometidos por el cura en esa provincia norteña.
El fiscal viajó a Tucumán para reunirse con autoridades judiciales de esa provincia con la intención de investigar si existieron casos de abuso de menores en la localidad de Monteros, donde Ilarraz ejerció funciones sacerdotales hasta setiembre pasado, cuando se conoció la denuncia de los abusos.
En declaraciones periodísticas, Ramírez Montrull comentó que “hubo un resultado muy positivo" luego de las entrevistas mantenidas con personas que aportaron datos de interés a la causa que se formalizará en el juzgado de Monteros.
Ilarraz estaba a cargo de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en el barrio Ñuñorco de Monteros, pero cuando estalló el escándalo por los abusos cometidos en el Seminario de Paraná solicitó licencia por razones de salud.
“La recolección de datos en Monteros fue suficiente para iniciar una actuación y se recibirán testimoniales”, agregó el fiscal entrerriano.
Reconoció que en esa localidad tucumana "hay personas que se han llamado al silencio" por miedo, pero estimó que luego "la gente se irá dando cuenta de lo sucedido".
Ramírez Montrull dijo que también se reunió con el fiscal de Tucumán y que se "van a solicitar las actuaciones formalmente para que ellos recepcionen las testimoniales”.
Ilarraz está siendo investigado en Paraná en una causa penal por el supuesto delito de corrupción de menores agravado entre los años 1984 y 1995, mientras se desempeñó como prefecto del seminario local.
El cura fue un estrecho colaborador del exarzobispo de Paraná, monseñor Estanislao Karlic, actualmente integrante del Colegio Cardenalicio del Vaticano, quien en 1995 dispuso una investigación diocesana para investigar el hecho.
En esa ocasión se escuchó el testimonio de algunas víctimas de los abusos sexuales del cura, pero el caso nunca fue denunciado ante la justicia ordinaria por las autoridades eclesiásticas.
A Ilarraz se le aplicó una sanción simbólica, que le prohibía volver a la diócesis local y tomar contacto con los seminaristas.
El cura fue enviado a Roma por el propio Karlic y, al regresar, se distanció un tiempo del sacerdocio, se radicó en Buenos Aires y más tarde se trasladó a Tucumán, donde la iglesia no tuvo en cuenta sus antecedentes y lo designó párroco de la localidad de Monteros.
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