Palmeiras, uno de los grandes del fútbol brasileño, descendió por segunda vez en 10 años a la Primera B desatando la furia de su populosa parcialidad y la decepción de su estrella, el argentino Hernán Barcos, quien prometió que peleará por el retorno en 2013.
Un redoblado cerco de seguridad, integrado por decenas de policías a bordo de varios vehículos, escoltó a la delegación de Palmeiras que llegó en madrugada de hoy a la sede del club en Sao Paulo tras el empate 1-1 ante Flamengo el domingo en Rio de Janeiro, resultado que decretó la pérdida de la categoría.
Varios jugadores lloraron durante el viaje cuando a través de la radio supieron que el también colista Portuguesa empató 2-2 ante Gremio, lo que confirmó matemática la caída del "verdao" exactamente 10 años después del primer descenso.
En los días previos al juego de ayer hinchas palmeirenses, especialmente de algunas barras bravas, amenazaron de muerte a jugadores y atacaron dependencias del club, que resolvió reforzar sus medidas de seguridad y contratar más guardaespaldas para los jugadores.
Un grupo reducido de hinchas insultó al equipo cuando el autobús arribó hoy, cerca de las 4 horas (7 GMT), a la sede de la entidad, conocida como "Academia de Fútbol", donde no no hubo agresiones.
Pero hoy fue suspendida la habitual práctica liviana, tal vez para evitar el asedio de los seguidores que en las redes sociales prometieron vengarse por lo que consideran una "deshonra"
Fuente ANSA
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