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AMPLIARDíaz Filipi, un canto de poca innovación y un garganteo más propio de los años '50 que de la actualidad, una reliquia

Festival de tango: mucho brillo y pocas luces

El sábado se realizó en Concepción el Tercer Festival de Tango, organizado por Nelson Díaz Filipi, contó con algunas figuras del ámbito nacional como Silvio Soldán. Primó la falta de buen gusto. No hubo músicos. Todos los cantantes desplegaron su arte con pistas. Fallas en el sonido.

Por Sebastián Ganzburg

El sábado en la Escuela de Comercio de Concepción se realizó el Tercer Festival de Tango organizado por el cantante Nelson Díaz Filipi. El evento comenzó a horario ante una buena cantidad de espectadores. Duró aproximadamente tres horas en las que se alternó entre canto y baile.

El tango se compone de tres factores imprescindibles, la música, la letra y el cantante que la interpreta. Esta vez no hubo músicos. Todos los intérpretes apelaron, por cuestiones de la organización, a la utilización de pistas. Esto repercutió negativamente, se transmite poco, se disfruta a medias. Sumado a que el sonido falló en varias ocasiones, sobre todo cuando le tocó el turno al cantante porteño Leandro Ponte quien, a pesar de eso, con estilo gardeliano entusiasmó al público.

La estrella de la noche fue Silvio Soldán, realizó un par de bromas con las que el INADI se podría haber hecho la fiesta. Luego con su interesante forma entrevistó a Díaz Filipi, cantante y organizador del espectáculo.

Su actuación estuvo marcada por un canto de poca innovación y un garganteo más propio de los años '50 que de la actualidad, a pesar de sus casi 30 años, una reliquia. El tango, como el folclore, en estos tiempos, no se entiende sin arreglos, sin fusión, características no logradas ni siquiera intentadas, por Diaz Filipi, en la calurosa noche del sábado. Mucho brillo, pocas luces.

Capítulo aparte merece el tratamiento a los artistas a quienes durante las tres horas que duró el show no se les invitó refrigerio alguno, sufriendo calor en un estado de particular incomodidad.

También la intención era que luego del canto llegue la milonga. Poca gente se quedó y a mitad de camino se cortó el sonido.