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AMPLIARPreocupación por atracos

Violencia en Florianopolis preocupa a hoteleros

Florianópolis, capital turística del sur de Brasil, es escenario de una guerra urbana iniciada el lunes, la cual causó dos heridos y comisarías baleadas en la madrugada de hoy. Ante la grave situación, la presidenta Dilma Rousseff ofreció el envío de efectivos federales, mientras la cámara de hoteleros dio por seguro que la ola de violencia afectará en la temporada estival.

En las últimas horas hubo además un ataque en el balneario Camboriú, otro de los puntos turísticos visitados cada verano austral por viajeros argentinos, paraguayos y uruguayos.

La policía militar de Santa Catarina informó hoy que desde el lunes ocurrieron 38 ataques a comisarías y ómnibus, la mayor parte en Florianópolis -donde hoy no hubo transporte público durante varias horas- con un saldo provisorio de 2 heridos y 30 detenidos.

Cerca de la Playa de los Ingleses, en el norte de la capital catarinense y una de las más visitadas por los turistas, jóvenes interceptaron un autobús y lo incendiaron en la noche del miércoles, tras lo cual se dieron a la fuga en un taxi interceptado por la policía que detuvo a los responsables.

Otro ómnibus había sido consumido por las llamas en ese mismo barrio en la noche del martes.

Marcia Freitas, gerente del Hotel Costa Norte Ingleses, declaró que "si continúa (la violencia callejera) esto puede perjudicar" la demanda de habitaciones "no sólo en Florianópolis también en ciudades vecinas como Blumenau, Joinville, esperamos que todo esto no repercuta, por la gente acaba quedando con recelo" por temor a la inseguridad.

Los disturbios al parecer son incitados desde las cárceles de Santa Catarina por miembros de una banda que se autodenominaría PGC, Primer Grupo de Santa Catarina, emulando a otra organización criminal que actúa en Sao Paulo, el PCC, el cual lanzó una ofensiva hace mes y medio poniendo en vilo a la mayor ciudad del país donde fueron asesinados 94 policías.

El caos en Florianópolis preocupa a la presidenta Dilma Rousseff, quien a través de la ministra Ideli Salvatti propuso el envío de apoyo federal pero esa oferta fue desestimada por las autoridades catarinenses.