Luego de haber transitado procesos de construcción de sus identidades aceptando sus discapacidades, la chilena Pamela Molina, el costarricense Luis Fernando Astorga Gatjens y el colombiano Salam Gómez presiden organizaciones y organismos que luchan por la vigencia de los derechos humanos en todas las personas.
"Quedé sorda cuando tenía 13 años y viví un largo proceso de desarrollo de identidad, durante muchos años seguía pensando como oyente, me sentía en desventaja y responsable de mi sordera", contó a Télam Molina.
La mujer, que es miembro de la Fundación para las Américas (OEA), recordó que en un primer momento "no aceptaba la discriminación del ambiente porque consideraba que estaba en desventaja, pero un día me topé por casualidad con un grupo de personas sordas y me invitaron a participar de una reunión", contó.
"Primero me negué porque pensaba que la única forma de integrarme a la sociedad era `normalizando`, es decir, tratando de ser como el oyente, pero luego acepté ir y cuando llegué a esta comunidad me di cuenta de que había otro mundo posible. Me encontré con sordos hablando en su idioma, aceptando con orgullo su condición".
"Aprendí entonces el lenguaje de señas para poder comunicarme y empecé a desarrollar mi identidad sorda, comencé a percibir el mundo desde una perspectiva visual no auditiva”, relató.
“A partir de entonces asumí la causa sorda, el derecho a ser educado en tu lengua a tener tu identidad a ejercer tus derechos", destacó.
Con el tiempo Molina se convirtió en una referente, asesoró al Gobierno, estudió en Estados Unidos "Discapacidad y Derechos Humanos", e ingresó a la Fundación Trust donde "tengo la suerte de poder trabajar de lo que es la causa de mi vida", afirmó.
Luis Fernando Astorga Gatjens es actualmente director Ejecutivo del Instituto Interamericano sobre Discapacidad y Desarrollo Inclusivo (IIDI) y fue una de las personas que trabajó incansablemente para que saliera la Convención Internacional para Personas con Discapacidad.
Comenzó a militar en la temática a partir de que un accidente lo convirtió en una persona usuaria de silla de ruedas.
Padre espiritual de la Convención, Luis Fernando -como lo llaman todos- explicó con claridad "yo aporto mi deficiencia pero el entorno me fija mis limitaciones, por eso mi discapacidad no es una constante, sino una variable que se va a modificar dependiendo de donde me encuentro".
Con las habilidades que le confirieron sus estudios en comunicación, el hombre describió que "en nuestras sociedades coexisten distintas visiones sobre la discapacidad en general".
Señaló que "también está la visión médica y de rehabilitación, donde la persona es paciente y lo que se requieren son tratamientos de rehabilitación para “normalizar”, entonces no hay que cambiar a la sociedad sino que yo me normalice para adaptarme lo más parecido a las personas normales".
Miembro durante más de quince años de la Asociación Colombiana de Bipolares, Salam Gómez decidió junto a otros compañeros, cuando conoció el espíritu de la Convención, formar otro espacio "donde se podían pensar otras estrategias más allá de los medicamentos, la necesidad de un acompañamiento o de un psiquiatra".
Así nació Fundamental Colombia y allí elaboraron una filosofía que llamaron R.E.A.L.I.D.A.D. que consiste en una serie de pasos que comienzan por reconocer el proceso que se está atravesando, encontrarse a partir de esta situación y pensar cómo ser funcional, lograr la autonomía, liderar los propios procesos, entender de qué se trata la discapacidad psicosocial y acompañar a los demás.
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