AMPLIARBalvorín anotó el único

04/11/2012 - Argentino A

San Martín no pudo con los misioneros

Sumergido en su propia impotencia el santo de Tucumán no pudo continuar su racha de triunfos y terminó empatando 1 a 1 con Guaraní Antonio Franco de Misiones. Godoy y Balvorìn los goles

El santo tucumano  se quedó sin festejar el cumple con una victoria.

Toda la culpa la tiene el propio equipo  de Carlos Ramaciotti  que en ningún momento pudo generar un juego claro para imponerse a un equipo como el de Posadas  que con  un poco de orden le complicó la tarde lluviosa al tucumano..

San Martín comenzó perdiendo en casi todos los sectores con la gente que dirige Daniel Teglia, que  haciendo correr la pelota al ras del piso y a un toque la hacia circular con criterio . Los primeros  minutos fueron muy favorables a los visitantes que se pusieron en ventaja por intermedio de Godoy cuando se jugaban 7 minutos de la pirmara parte.

San Martín se sintió tocado pero en medio de un desorden colectivo apostaba a las individualidades y están no aparecía.

El encuentro por momentos tenía intensidad. El local lanzado al ataque con más garra que ideas se acecó al arco de Cosentino que sacó un par de pelotas que podrían haber  sido gol.

En 38 minutos desbordó Ibáñez mandó el centro y Balvorín metióun  frentazo y empató el encuentro.

Hasta ese momento el santo no encontró la fórmula de generar un juego fluído y lo poco que conseguía era arrimarse al arco rival pero finalizaba sin convertir, puesto que los últiomos pases no eran los adecuados para meter peligro cierto.

El segundo tiempo se hizo  muy peleado con uno , Guaraní, que se conformaba con el empate y el otro, San Martín, que quería festejar su cumpleaños con un triunfo.

El encuentro estuvo interrumpido por unos diez minutos por incidentes entre dos  facciones de los "cirujas" que empañaron el espectáculo. Lamentable.

Al final el empate es un premio para Guaraní Antonio Franco que supo controlar los embates desordenados de San Martín que terminó "castigado" con el 1 a 1. Todo por su culpa.

Daniel A. Villalba