Los fondos de inversión y los especuladores internacionales parecen haber declarado el fin de la "luna de miel" con Brasil, niña mimada del crecimiento de los países emergentes de la última década.
Es por la política de reducción de la tasa de interés de los bancos privados emprendida por la presidenta Dilma Rousseff y la renegociación de contratos en el sistema de transporte y logística, que rompió situaciones monopólicas provenientes de privatizaciones de los años noventa.
"El gobierno adoptó medidas intervencionistas que acercan a Brasil con países como Argentina y Venezuela y tendrán efecto negativo en el largo plazo", se quejó ante el diario Folha de Sao Paulo Ruchir Sharma, jefe del área de Mercados Emergentes del banco de inversión Morgan Stanley.
El megainversor Mark Mobius, presidente del Templeton Emerging Markets Grupo, por su parte, apuntó que condena la presión a la banca privada para reducir la tasa de interés y otras líneas de política desarrollista: "Es preocupante que empresas como Petrobras y Vale estén siendo usadas para prestar servicios públicos, lo que no es función de ellas".
La presidenta Rousseff, este año, acudió a la cadena nacional para reclamar a los bancos privados reducir la tasa de interés a los consumidores, siguiendo las políticas de los bancos públicos.
Se habló de "guerra al sistema financiero", que gozó de gran expansión durante la gestión de su antecesor y jefe político, Luiz Lula da Silva Lula (2003-2010).
En esa época el presidente del Banco Central fue durante 8 años Henrique Meirelles, ex titular mundial del BankBoston, reemplazado por Rousseff por Alexandre Tombini, funcionario de carrera y proclive a mayor presencia del Estado en la economía.
La nueva fase de la economía brasileña inaugurada por Rousseff permitió la existencia de un movimiento de baja intensidad que reflejado por la aparición de informes negativos de los fondos de inversión que se dedican a comprar títulos públicos o acciones, y que no se refieren a la inversión extranjera directa (IED).
En enero de 2011, cuando Rousseff asumió la presidencia, la inversión externa en acciones y títulos de la deuda pública era de 1,8% del Producto Interno Bruto. Ahora llega al 0,3% del PIB, según datos de agosto de 2012. La IED, en cambio, aumentó: representaba el 2,3% del PIB en 2011 y ahora subió al 2,8%.
En el marco de las medidas anticíclicas contra la crisis mundial y en busca de reducir el llamado 'costo Brasil', la presidenta Rousseff intervino para una reducción de las tasas de interés brasileña, que eran las más altas del mundo y, según el gobierno, atraían capital especulativo, con lo cual valorizaba la moneda y perjudicaba la exportación.
La tasa de interés básica estaba en 12,5% hace un año. El miércoles fue reducida por el Banco Central a 7,25% anual. El ritmo de caída estuvo acompañado por una gran campaña publicitaria en la cual los bancos públicos Banco do Brasil y Caixa Económica Federal anuncian la baja en las tasas de los créditos hipotecarios, de vehículos y al consumo.
El segundo punto que apuntan los fondos de inversión es la intervención del Estado en el plan de logística, que modifica situaciones monopólicas y llama a concesión a nuevos actores privados para carreteras y líneas férreas y el sistema de transmisión de energía eléctrica.
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