Un dolor articular constante puede ser el primer síntoma de la artritis reumatoidea y su detección temprana y el tratamiento adecuado ayudan a evitar que la enfermedad pueda causar discapacidad, deformación ósea e inclusive comprometer la visión y al sistema cardíaco.
Así lo afirmaron distintos especialistas en el tratamiento de enfermedades reumatológicas, quienes coincidieron en la ciudad de Buenos Aires en un encuentro en el que se abordaron los avances de las terapias para la AR y su incidencia en Argentina.
La AR es una enfermedad autoinmune que se caracteriza por presentar inflamación crónica de la membrana sinovial de las articulaciones, produciendo su destrucción progresiva y causando deformidad ósea e incapacidad para la realización de movimientos.
Augusto Riopedre, reumatólogo del Hospital Argerich y presidente de la Asociación de Reumatología de la Ciudad de Buenos Aires, indicó que se trata de "una de las enfermedades reumáticas de mayor prevalencia que afecta a las articulaciones y si no se trata, compromete también a distintos órganos".
Riopedre precisó que la enfermedad "afecta a tres mujeres por cada cuatro hombres y se manifiesta en la edad productiva de la persona entre los 20 y 60 años, por lo cual afecta -además del físico- distintos aspectos sociales".
El reumatólogo opinó que "lo ideal es detectar la artritis reumatoidea en los primeros tres meses" de declarada la enfermedad porque "si bien se puede tratar en cualquier estadío, cuanto antes se llegue al diagnóstico se evitan complicaciones orgánicas y sufrir dolor".
La enfermedad no sólo compromete las articulaciones, sino que si avanza por la falta de tratamiento puede comprometer la visión causando ojo seco, pericarditis en el corazón y hasta formación de nódulos en los pulmones.
Los datos difundidos en el encuentro, señalaron que en Argentina se estima que 400 mil personas padecen artritis reumatoidea casi todos en edad adulta, aunque también se han detectado casos en niños.
Gustavo Medina, reumatólogo del Hospital de Clínicas José de San Martín, coincidió en que "lo más importante es llegar lo más rápido al diagnóstico para aliviar el dolor, reducir la destrucción articular y a largo plazo, evitar enfermedades cardiovasculares".
Medina señaló que "a diferencia de 20 años atrás, ahora hay más herramientas para tratar la artritis reumatoidea, como los medicamentos biológicos que revolucionaron el campo de la terapia y también cambió el enfoque que dan los reumatólogos al tratamiento".
Explicó que "con las terapia existentes se puede lograr la remisión de la artritis reumatoidea y mejorar significativamente la calidad de vida del paciente", pero insistió que "ante un dolor articular permanente, es aconsejable realizar una consulta al reumatólogo para despejar dudas o dar con el diagnóstico".
Durante el encuentro se presentó una terapia biológica para tratar la artritis reumatoidea que consiste en la aplicación subcutánea una vez al mes de un anticuerpo humano monoclonal que neutraliza una proteína, la cual cuando se genera en exceso, puede causar la inflamación de las articulaciones y dañar severamente los huesos.
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