Cada vez es más frecuente escuchar en diferentes ámbitos sociales reclamos y ataques verbales a todos aquellos que no piensan de igual manera . Y lo que es peor esos insultos se extienden a miles de tucumanos que no tuvieron un destino mejor para vivir con menos apremios sociales y económicos.
Muchas veces son alimentados por quienes no saben o no entienden que la humildad es aceptar la verdad tal cual es y no como ellos quieren que sea.
Muchos residentes del Jardín de la República , que dan la sensación que viven en una burbuja de mediocridad , imitan actitudes y modos de reclamos que se realizan por los que están disconformes con lo que sucede políticamente.De ámbitos bien arraigados económicamente suelen salir los insultos más violentos hacia las autoridades establecidas por el voto popular. En Tucumán voces disconformes se hacen oir todos los días. La mayoría de quiénes las levantan no profundizaron los títulos leídos o lanzados , por muchos comunicadores que hacen una especie de terrorismo informativo, y se quedan en pensamientos chiquitos creyendo que los están perjudicando o metiéndole la mano el bolsillo.
En la democracia que vivimos cotidianamente los que están en contra de inclusiones sociales y reivindicación de la dignidad del ser humano despotrican contra todos los que “militan” en extractos sociales más bajos. El que recibe un plan social en Tucumán es un “vago, negro, sucio y villero” .Pero para esos mismos tucumanos el que es subsidiado por el Estado en España, Italia, Francia o EE.UU, o cualquier país por ellos admirados es un desempleado que la está pasando mal y al que hay que seguir ayudando. En ningún lado está escrito que el que viste ropa de marca exclusiva, es profesional, empresario o comerciante , dueño de una economía desahogada, funcionario o político tiene más valor como ser humano que los demás. Nadie es más ni menos que nadie por lo que posee.
Para vivir como se cree que es lo correcto muchos se aferran a lo que más le conviene sin importarle lo que sucede con el vecino. Individualismo sembrado durante años por aquellos que saben que dividiendo se puede reinar y que se hizo carne en la gran mayoría de la sociedad tucumana.
Reclamar por algo que se cree justo esta bien. Pero insultar a todos aquellos que no piensan igual es de lo peor que puede exponer alguien que se cree un ser humano digno de vivir en estos tiempos sociales.
Por momentos la intolerancia se hace muy agresiva y termina perjudicando y perdiendo a todos.
Si alguien no piensa igual no debe ser insultado y desvalorizado. Con un diálogo adecuado se puede enseñar y aprender.
Daniel A.
Villalba
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