El presidente uruguayo, José Mujica, inauguró ayer en Punta del Este la X Cumbre de Ministros de Defensa de las Américas, con la presencia del Secretario de Defensa de Estados Unidos, León Panetta, y protestas de grupos de izquierda en el balneario y Montevideo.
"La gran guerra es contra la desigualdad y la pobreza", afirmó Mujica, para quien el continente americano cuenta con grandes recursos naturales y humanos, pero aún mantiene una "deuda social tremenda", al abrir la cumbre, que se lleva a cabo hasta el miércoles en el Hotel Conrad de Punta del Este, a 130 kilómetros al este de Montevideo.
Señaló que "genéticamente, al parecer, somos un animal muy
belicoso, tenemos que hacer reuniones de ministros de Defensa
para preocuparnos de la paz".
Mujica apuntó que la desigualdad y la pobreza deberían ser
"la preocupación central" para los participantes en la reunión
porque esos factores "determinan penosas movilidades de todo
tipo que a veces meten a nuestras sociedades en contradicciones
muy severas que conmueven la paz".
En forma previa a la apertura de la conferencia, el
mandatario se reunió con Panetta, con quien abordó aspectos
relacionados al tratado de Defensa entre ambos países, de 1953,
y sobre el que se negocian modificaciones.
"Este acuerdo modernizará el marco para una futura
cooperación en defensa entre Estados Unidos y Uruguay", anunció
el secretario de prensa del Pentágono, George Little, quien
agregó que "Estados Unidos ve a Uruguay como un socio en defensa
clave en Sudamérica".
La cumbre, de la que participan 28 delegaciones del
hemisferio occidental, abordará como ejes temáticos la
cooperación en desastres naturales y la protección del
medioambiente, mecanismos internacionales de cooperación en
defensa y el despliegue de efectivos del continente en Misiones
de Paz.
En este aspecto, tendrá especial énfasis el análisis sobre la
Misión de las Naciones Unidas para la estabilización en Haití
(MINUSTAH, por sus siglas en francés), al tiempo que se
abordarán temas relacionados a género, interculturalidad y a la
participación de civiles especializados en las operaciones.
Por último, se estudiará el desempeño de los organismos
hemisféricos de cooperación en seguridad y defensa, en el marco
de los 60 años de la creación de la Junta Interamericana de
Defensa de 1942, y también del Tratado Interamericano de Defensa
Recíproca de 1947.
Fuera de la agenda quedó el reclamo argentino de soberanía
sobre las Islas Malvinas, cuya inclusión respaldaron la mayoría
de los países sudamericanos, pero se opusieron Estados Unidos,
Canadá y algunos países del Caribe.
La realización de la cumbre implica el despliegue de un
operativo de seguridad que incluye 1.250 efectivos, entre
policías y militares, a los que se suman tres helicópteros y 14
aviones de la Fuerza Aérea, un buque barreminas y decenas de
lanchas de la Armada, y dos baterías antiaéreas, además de las
custodias privadas de las delegaciones.
La reunión, y en especial la presencia de Panetta, generó
manifestaciones de rechazo por parte de grupos de izquierda
tanto en Punta del Este como en Montevideo, en coincidencia
además de un nuevo aniversario de la captura en Bolivia del
guerrillero argentino Ernesto "Che" Guevara.
Irma Leites, dirigente del grupo Plenaria Memoria y Justicia, que manifestó en las afueras del hotel, justificó las protestas "porque se trata de una cumbre terrorista de los grandes ejércitos del mundo encabezado por el Pentágono y por el ex miembro de la CIA, León Panetta y porque se están cocinando estrategias que van hacia el camino a la permanencia de las tropas en el Congo y Haití".
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