Turquía continuaba hoy (jueves 4) sus bombardeos contra Siria en respuesta al lanzamiento de varios obuses contra el pueblo fronterizo de Akçakale, que costó la vida a cinco personas, y pidió luz verde a su parlamento para continuar, reavivando la amenaza de una guerra entre los dos países.
El ejército de Ankara reanudó al alba sus disparos de artillería en suelo sirio, indicó a la agencia "AFP" una fuente de seguridad turca, un día después de que lanzara las primeras salvas, que impactaron en los alrededores del puesto fronterizo sirio de Tall al Abyad, frente a Akçakale, en represalia al impacto de obuses sirios contra esta localidad turca.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), la respuesta militar turca, que se produjo contra una posición del ejército fiel al presidente Bashar Asad en la región de Rasm al Ghazal, cerca de Tall al Abyad, mató a "varios soldados sirios".
Decidido a no dejar el ataque sirio impune, el gobierno turco solicitó al parlamento la autorización formal para desarrollar operaciones militares en territorio sirio en nombre de la "seguridad nacional".
La constitución turca prevé que toda operación militar exterior debe ser autorizada previamente por el parlamento.
El debate, celebrado a puerta cerrada, comenzó ante la asamblea nacional en Ankara, donde el partido del primer ministro islámico-conservador, Recep Tayyip Erdogan, dispone de una amplia mayoría.
"Turquía no busca la guerra, pero es perfectamente capaz de defenderse contra cualquier ataque que amenace su soberanía", dijo a la prensa Ömer Celik, uno de los vicepresidentes del Partido de la Justicia y del Desarrollo
(AKP).
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