La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y el mandatario electo de México, Enrique Peña Nieto, acordaron ayer en Brasilia incrementar el comercio bilateral y conversaron sobre la reforma de la petrolera estatal mexicana Pemex, que puede tomar como modelo a Petrobras.
El futuro jefe de Estado declaró que durante el encuentro con Rousseff "hablamos sobre nuestras relaciones comerciales" y el interés en que haya una "mayor apertura" para aprovechar la potencialidad de un mercado" de ambos países de "300 millones" de consumidores.
Peña Nieto, que realiza una gira por países sudamericanos,
habló ante un grupo de periodistas en el primer piso del Palacio
del Planalto, sede del gobierno en Brasilia, luego de una
conversación de más de una hora con Rousseff.
El mandatario electo destacó el tono "cordial de la plática"
con su anfitriona y reconoció la necesidad de avanzar en los
acuerdos para que se amplíe la agenda económica, ya que "los
flujos comerciales son muy bajos".
Peña Nieto también expresó su interés en el modelo de propiedad estatal con participación privada de la petrolera Petrobras y "le solicité (a Rousseff) poder conocer las reformas" a que fue sometida la compañía brasileña que le permitieron convertirse en "una gran empresa".
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