Aunque muchos pacientes que la sufren lo ignoran, médicos advierten que puede ser la causa de somnolencia, irritabilidad, dificultades para concentrarse y falta de apetito sexual.
Agencia CyTA-Instituto Leloir
En el país, se calcula que entre 1.200.000 y 2.000.000 de personas padecen el síndrome de apnea del sueño: uno de los trastornos nocturnos más frecuentes y la raíz posible de muchas afecciones que a menudo se atribuyen a otras causas. Así lo reveló a la Agencia CyTA el doctor Eduardo Borsini, miembro del Servicio de Medicina Respiratoria del Hospital Británico de Buenos Aires, quien subrayó la necesidad de que se tome mayor conciencia sobre esta patología.
“Los síntomas pueden ser percibidos por el paciente como consecuencia de episodios repetidos de colapso del conducto de pasaje del aire (faringe y laringe) durante el sueño, por lo cual los motivos de consulta más comunes son el ronquido y los ahogos nocturnos”, señaló Borsini.
Estos episodios repetitivos de cierre del canal aéreo determinan despertares imperceptibles o inconcientes que evitan que el sueño adquiera continuidad y profundidad, por lo que los pacientes desarrollan excesiva somnolencia durante el día, destacó el especialista. “Eso aumenta el riesgo de incidentes en el lugar de trabajo y accidentes viales”, advirtió el neumonólogo. Asimismo, las apneas pueden originar síntomas poco típicos que frecuentemente son atribuidos a otras causas, como tendencia a levantarse muchas veces para orinar de noche, dolores de cabeza por la mañana, irritabilidad o nerviosismo, agresividad y cambios de la conducta, dificultades para concentrarse, perdida de la memoria y disminución del apetito sexual. Si no se la trata, también puede provocar o agravar dolencias cardiovasculares.
Por último, algunos pacientes con apneas del sueño permanecen sin síntomas por largos períodos de tiempo y sólo son sus parejas o compañeros de habitación quienes presencian las pausas en la respiración asociadas al ronquido: la pista inicial que inicia la investigación de la respiración durante el sueño.
De acuerdo a Borsini, la enfermedad es más frecuente en hombres con sobrepeso después de los 50 años. Sin embargo puede aparecer en mujeres, personas jóvenes, individuos sin sobrepeso e inclusive en los niños, afectando a uno de cada 200 menores de 10 años.
Además del interrogatorio y el examen clínico, el diagnóstico se confirma mediante polisomnografía, una técnica que estudia la calidad del sueño y que puede realizarse incluso en el domicilio del paciente. El tratamiento multidisciplinario, altamente efectivo, incluye el manejo del sobrepeso y la obesidad, cirugías para revertir la obstrucción del canal aéreo en ciertos casos seleccionados y, en los casos más severos, el uso de dispositivos que aplican aire a presión mediante una tubuladura y mascarilla durante la noche (CPAP).
“Es diez veces más barato cubrir los costos de la tecnología necesaria para diagnosticar y tratar a estos pacientes que correr con los gastos necesarios para resolver complicaciones, fundamentalmente cardiovasculares, que sobrevienen como consecuencia”, concluyó Borsini.
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