En el estadio Polo Grounds de la ciudad de Nueva York tiene lugar el encuentro boxístico entre el campeón mundial de los pesos pesados Jack Dempsey, "El Asesino de Manassa" y el retador argentino Luis Angel Firpo, "El Toro Salvaje de las Pampas". Luego de un discutido y antirreglamentario primer round, en el que Dempsey permaneció fuera de combate durante 17 segundos, Firpo cayó noqueado ante la indudable superioridad pugilística de su rival. VIDEO
Por Claudio Coronel
claudiocoronel@hotmail.com
Publicado originalmente en Guantes Magazine, edición de septiembre.
Epopeya, mito, historia, leyenda. Todo nació luego de 237 segundos eternos, los
del 14 de septiembre de 1923 en el estadio Polo Grounds de New York. Un
campeón, en el término absoluto de la palabra, frente a un pionero; el
destructor racional ante el valiente gladiador; “El Asesino de Manassa” contra
“El Toro Salvaje de la Pampa”; Jack Dempsey-Luis Angel Firpo cumple su 80º
aniversario.
Fue el primer combate en ser denominado “La Pelea del Siglo”. Paradójicamente, muchos fueron nombrados de la misma forma luego. Sin embargo, el halo de misterio, la excitación vivida y la lejanía en el tiempo, le dan ingredientes únicos al histórico choque por el campeonato mundial de los pesos completos. Las caídas de Firpo, el vuelo de Dempsey fuera del ring en el primer round, la enorme atención mediática –suceso inédito para la época-, 90 mil espectadores en el estadio, multitudes de argentinos frente a las redacciones de los diarios para saber el resultado; todo eso es algo difícil de igualar. La confrontación entre el estadounidense y el argentino marcó un hecho histórico y social que excedió lo deportivo. Firpo forjó la legalización del boxeo en la Argentina, arrastró a miles de nuevos aficionados u ocasionales curiosos a agotar la producción de radiotransmisores para poder seguir las incidencias del match y culminó imponiendo el 14 de septiembre como el Día Nacional del Boxeador en la Argentina.
Desde el alba, una enorme muchedumbre formaba largas filas para adquirir las entradas populares que se vendían el mismo día del combate. A las 4.30 PM se abrieron las puertas e ingresaron los primeros 10 mil fanáticos de los 90 mil que terminaron presenciando la pelea. El tránsito vehicular en la zona cercana al estadio era un caos y el caudal de personas que se acercaban en las líneas de transporte formaba una marea humana. Según un cable noticioso de la época: “Hacia las 7 PM comenzó un verdadero alud humano. Las líneas elevadas de las Avenidas Sexta y Novena, que corren por la Octava Avenida y tienen estación frente al mismo Polo Grounds, lo propio que los trenes subterráneos que corren por la Lenux Avenue y la Jeronie Avenue, funcionaban a su capacidad máxima de transporte, sucediéndose los convoyes especiales con intervalos de segundos entre uno y otro”. La prensa también trabajó a destajo, mil fueron los cronistas acreditados al evento: 300 en el ring side (los que precisaban tener mayor celeridad en la emisión y publicación de las noticias) y 700 en las graderías (aquellos que trabajaban en medios con un cierre más demorado). El diario La Nación de Buenos Aires dispuso de un complejo aparato telegráfico, prestado por su constructor, para poder contar con la noticia al instante, una verdadera innovación para esos tiempos lejanos a la Internet y las transmisiones satelitales. Fue así que ese diario colocó un cartel en la entrada de su redacción con los nombres de ambos contendientes que se iluminaría al anunciar al vencedor. Diez mil personas abarrotaron las adyacencias de la redacción del diario La Nación para informarse al instante sobre el resultado.
Tex Rickard, el ingenioso promotor del combate -el Don King de esos tiempos, para que se hagan una idea los más jóvenes-, se encargó de promocionar el combate para generar esa enorme expectativa. Cuenta la leyenda que había otras 90 mil personas en las cercanías del Polo Grounds aguardando noticias de lo que pasaba dentro del estadio. Esa arena, habituada a los juegos de béisbol, fue preparada para la ocasión: un enorme entarimado se colocó sobre el césped para ubicar extensas hileras de asientos. La recaudación superó el millón de dólares: 27, 5 por ciento le correspondió a Dempsey y otro 20, 5 a Firpo.
La tensión previa entre ambos contendientes era notable. En el pesaje realizado en la mañana, Dempsey esperó durante 15 minutos la llegada de Firpo para conocerlo personalmente. Sin embargo, no fue hasta la hora del combate que se dio el esperado primer encuentro cara a cara. El retador, que pesó 216, 5 libras, llegaba con un antecedente de 26 victorias - 22 por nocaut- y 2 derrotas. El campeón, que acusó en la báscula 192, 5 libras, ostentaba un registro de 59 triunfos -49 por la vía rápida-, 4 caídas y 8 empates y exponía su reinado por sexta ocasión. El argentino se había radicado en Estados Unidos en febrero de 1922 con el único fin de conseguir la chance. “No me ha llegado esta oportunidad en el momento justo, un año después hubiera sido mejor”, comentaría luego de la contienda. Estaba invicto en el país norteamericano con 11 presentaciones exitosas de las cuales 10 habían sido victorias categóricas, incluyendo el triunfo por nocaut en el 8 asalto que marcó el retiro del ex monarca Jess Willard.
Finalmente, a las 9.55 PM subió el retador al ring y a las 10.03 PM comenzó la reyerta. La lucha fue encarnizada: el retador visitó la lona en 7 ocasiones en el primer giro. En muchas se levantó inmediatamente, sin esperar a que el réferi Johnny Gallagher iniciara la cuenta de protección. La bravura expuesta por “El Toro Salvaje de Las Pampas” (apodo con que el periodista Damon Ruyon lo bautizó) fue encomiable. Como no existía la regla que señala que el boxeador que voltea a su oponente tiene que ir al rincón neutral, Firpo fue tumbado en 4 ocasiones cuando se intentaba incorporar, asediado por Dempsey. La inexperiencia del campeón sudamericano también le jugó en contra ya que no aprovechó las cuentas para recuperarse. No esperó hasta escuchar “nueve” y eso lo perjudicó, como reconoció luego. Sin embargo, cuando el primer round expiraba, sacó un titánico gancho de derecha que hizo volar a Dempsey entre las sogas hasta aterrizar en el ring side. Entre el comentarista Jack Lawrence y el operador de Western Union, Perry Grogan, ayudaron al campeón a reincorporarse y regresar al ensogado para continuar con la batalla. Una gigantesca polémica se suscitó por este hecho particular en el combate. Se aseguró que Dempsey tardó más de los segundos permitidos para regresar al cuadrilátero, incluso, en el libro biográfico de Firpo se afirma que el filme de la pelea fue adulterado porque era una prueba de ello. Hasta los citados Lawrence y Grogan fueron echados tiempo después de sus respectivos trabajos, lo que alimentó aún más el misterio. Lo cierto es que Dempsey se incorporó, entró al ring, continuó la pelea e inmediatamente sonó la campana para señalar el final del primer capítulo. Así lo relató la agencia All America: “El argentino consiguió colocarle un terrible golpe de derecha, cuya pujanza fue tal que levantó a Dempsey en alto y lo arrojó sobre las cuerdas del ring, en el lado que daba a los asientos reservados a los representantes de la prensa. Los corresponsales de los diarios ayudaron a Dempsey a que volviera al ring, desenredándole de entre las cuerdas”. “El Asesino de Manassa” luego desmentiría la versión del golpe justificando la demora en la cuenta del árbitro: “Firpo no me lanzó fuera de los cordeles; lo que hubo es que yo me resbalé al retroceder esquivando los golpes de él"
El segundo giro duró apenas 57 segundos. La segunda caída de Firpo en esa vuelta fue definitiva. Un hook de derecha en el mentón del argentino fue el último golpe. El retador, en una demostración de coraje sin par, intentó incorporarse al escuchar “ocho” pero fue en vano. Sus esfuerzos resultaron inútiles. Había concluido “La Pelea del Siglo”. La excitación en la concurrencia fue indescriptible, costaba dar crédito a lo que había ocurrido en ese entarimado. En Argentina, una noticia falaz, que se propagó como reguero de pólvora, aseguraba que Firpo era el nuevo campeón. Incluso, muchos fanáticos se enteraron de la mentira al otro día, al leer los diarios, tras haber celebrado toda la noche. El error se motivó a una idea errónea surgida al pensarse que Dempsey había perdido al caer fuera del cuadrado. Las demoras informativas más la emoción de la muchedumbre hizo que nadie atendiera a los siguientes reportes que confirmaron la victoria del campeón.
“Es el mejor peleador con quien haya luchado hasta ahora; me ha pegado más fuerte que ningún otro pugilista. Antes de la pelea me preguntaba si Firpo estaría calificado para pelear, pero, sin duda que sí", reconoció el campeón luego del match. Por su parte, el argentino clamó por una revancha que nunca llegó. Dempsey no combatió hasta tres años después de la contienda y cayó ante Gene Tunney resignando la corona. “El Toro Salvaje de Las Pampas” volvió a su país y fue recibido como lo que era, un héroe.
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