El Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) anunció que evalúa pedir el procesamiento de la presidenta Dilma Rousseff, a la que acusa de haber empleado la estructura estatal para hacer proselitismo en favor del Partido de los Trabajadores (PT).
El anuncio fue lanzado a menos de un mes de los comicios municipales, que cada vez más adquieren un carácter político "nacional" pues serán, en la práctica, un barómetro de la administración dilmista y la antesala de las presidenciales de 2014.
Mientras las fuerzas políticas de más peso, PT y PSDB, traban
un duelo de acusaciones, el partido de los evangélicos,
sostenido en la propaganda encubierta de una cadena televisiva
religiosa, se ubica primero en los sondeos para la alcaldía de
Sao Paulo, plato fuerte del menú electoral del 7 de octubre.
En ese clima de crispación, el titular del PSDB, diputado
Sergio Guerra, informó que su agrupación utilizará los "los
medios legales compatibles" para denunciar a Dilma Rousseff ante
la Justicia electoral por haber realizado campaña partidaria
solapada , según consignó hoy el sitio del diario Estado de Sao
Paulo.
"Como si ya no bastasen las dificultades que tiene el PT para
convivir con opiniones que lo contradicen, ahora sus principales
representantes en el gobierno federal se valen de la máquina
pública para atacar a sus adversarios", protestó el jefe de la
oposición socialdemócrata Guerra.
"Tal como lo vienen haciendo algunos de sus ministros,
prometiendo dar un trato privilegiado a los municipios que
elijan a los candidatos del PT, la presidenta Dilma se valió de
la cadena nacional de radio y TV para atacar a la política de
privatizaciones del ex presidente Fernando Henrique Cardoso",
añadió la nota del PSDB.
Y es que el jueves, en mensaje a la Nación por el Día de la
Independencia, Rousseff presentó un generoso programa de
reducción de tarifas para la industria y la población en general
al que denominó como un "salto en el modelo de desarrollo".
En la misma alocución, criticó las privatizaciones realizadas
durante la gestión del socialdemócrata Cardoso (1995-2002),
cuando se "derritió" el dinero obtenido por la venta de las
mismas, opinó la actual Jefa de Estado.
Fue el segundo ataque de Rousseff contra Cardoso en la
semana, ya que el martes lo había calificado como "resentido", y
recordó que el ex gobernante "cayó en la tentación" de reformar
la Constitución en 1996 antesala de su reelección en 1998.
El recuerdo de Rousseff no pareció nada inocente, porque a
partir de él surgieron varios comentarios, algunos muy filosos,
realizados por columnistas de algunos grandes medios como Folha
de Sao Paulo y también en los corrillos políticos, en referencia
a los supuestos sobornos pagados por el PSDB para que diputados
aprueben la cláusula de la reelección.
El enfrentamiento entre el PT de Rousseff y su precedecesor
Luiz Lula da Silva, y el PSDB de Cardoso, sube de temperatura
conforme se aproxima el 7 de octubre cuando serán escogidos
5.600 alcaldes, entre los que sobresalen los de las grandes
capitales como Sao Paulo, Rio de Janeiro y Belo Horizonte.
Que Dilma y Cardoso se hayan enredado en el centro del ring
electoral habla de unos comicios donde, más allá de los
gobiernos de cada municipio, lo que está en disputa es una
agenda nacional y el destino político de tres pesos completos de
la vida política.
Primero, la petista Dilma Rousseff, que necesita un buen
resultado para consolidar su camino hacia las presidenciales de
2014, en las que posiblemente intentará competir por un segundo
mandato.
Segundo, José Serra, el candidato del PSDB al municipio de
Sao Paulo, el más poblado y rico del país, quien apenas disimula
que su verdadera aspiración es volver a pelear la presidencia
luego de haber sido derrotado por Lula en 2002 y Rousseff en
2010.
Y tercero, el propio Lula, quien pese a reponerse de un
cáncer se lanzó de cuerpo entero a la campaña de su
correligionario Fernando Haddad, un desconocido que marcha
tercero en las encuestas.
El ex mandatario y líder del PT puso en juego todo su
prestigio en la ciclópea empresa de hacer proselitismo para que
el ignoto Haddad venza el municipio paulista.
Paradójicamente mientras los mayores aparatos políticos del
país se retan a duelo en Sao Paulo, ninguno de sus candidatos
aparece como favorito, ya que el socialdemócrata Serra tiene el
21% y el petista Haddad el16%.
En la delantera, con holgados 35 puntos de intención de voto
según un sondeo Datafolha de la semana pasada, marcha Celso
Russomanno, del Partido Republicano Brasileño, financiado por la
poderosa y cada vez más popular Iglesia Universal del Reino de
Dios, perteneciente al movimiento neopentecostal, y con
tentáculos financiero-religiosos en varios países
latinoamericano como Argentina y México.
Con una plataforma de campaña sencilla, el ex conductor de
programas populares Russomanno tiene como carta de triunfo el
apoyo que recibe de la poderosa red de radio y televisión
Record, la segunda de Brasil.
El propietario de esa cadena y jefe de la Iglesia Universal del Reino de Dios, es el millonario pastor Edir Macedo que en poco más de dos décadas erigió un imperio de fe y también de poder político pues ejerce influencia en el numeroso bloque de congresistas evangélicos en el parlamento nacional.
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