Un valor que refleja la senescencia real prescindiendo de la edad cronológica de las moscas mediterráneas fue desarrollado por investigadores de la Fundación Instituto Leloir, de la UBA y del CONICET. ¿Podrá aplicarse en humanos?
Agencia CyTA-Instituto Leloir
Siempre se dijo que la edad cronológica no necesariamente coincide con el estado real de los individuos. Ahora, trabajando con moscas mediterráneas, científicos argentinos elaboraron un índice “graso” de envejecimiento real.
“Con un sólo índice numérico se puede representar el estado funcional de las moscas, independientemente de la edad cronológica”, señaló a la Agencia CyTA uno de los autores del estudio, el doctor Luis Alberto Quesada Allue, jefe del laboratorio de Bioquímica y Biología Molecular del Desarrollo de la Fundación Instituto Leloir e investigador del CONICET.
El índice de envejecimiento condensa valores de 26 lípidos (grasas) de músculos del tórax y del cerebro de las moscas, determinados mediante un análisis estadístico riguroso. “Cuando se graficaron los índices obtenidos se vio que el índice correlacionaba con la edad, aunque esta no había sido tenido en cuenta para el análisis. Por lo tanto, el índice era capaz de indicar el deterioro ‘natural’ asociado a la edad, en insectos individuales de una población”, indicó Quesada, quien también se desempeña como profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
El estudio, publicado en Experimental Gerontology, demostró la validez del índice en general, ya que era capaz de reflejar el deterioro de individuos sometidos a diferentes tipos de estrés, por ejemplo, a temperaturas más elevadas de la normal. Los índices delataron que los individuos jóvenes “estresados” tenían índices parecidos a los de individuos “viejos” sin estrés.
Según Quesada, esta es la primera vez que se demuestra, en cualquier organismo, que los perfiles lipídicos sirven para establecer un índice de envejecimiento funcional, con independencia de la edad.
Por el momento, este índice no se ha determinado para animales superiores. “En caso de que lo fuera habría que ver si es aplicable en condiciones reales, que son mucho más variables; y eventualmente ver si el análisis es aplicable a humanos. Para ello habría que comprobar este principio en otros tipos de insecto, y luego validarlo en ratones. Pero llegar a humanos es algo más lejano”, destacó Quesada.
Estos estudios forman parte de la tesis de doctorado de la licenciada Luciana Pujol Lereis y en los mismos participa el investigador del CONICET y de la Fundación Instituto Leloir Alejandro Rabossi.
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