La marcha, convocada por los universitarios de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) y la Coordinadora Naciónal de Estudiantes Secundarios (Cones), con la adhesión del Colegio de Profesores y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), reunió más de 130 mil personas.
La manifestación busca llamar la atención de las autoridades que, a juicio de los alumnos, no han escuchado sus demandas.
Decenas de miles de estudiantes chilenos se movilizaron en Santiago, masividad reconocida por el gobierno, quien elogió también el comportamiento pacífico de los manifestantes.
El ministro secretario general de Gobierno, Andrés Chadwick, calificó de "importante y significativa" la movilización tanto por su alta convocatoria como porque "se ha realizado sin alteraciones al orden público mayores", reportaron los diarios El Mercurio, La Nación y Radio Cooperativa.
"Esto demuestra algo que para el Gobierno es muy importante y lo hemos reiterado en ocasiones anteriores, que si contamos con la colaboración de los propios dirigentes en saber controlar y en saber resguardar que las movilizaciones no tengan hechos de violencia ni generen acciones de violencia se puede hacer una movilización en términos tranquilos y en paz, y eso es muy positivo", elogió el vocero presidencial.
Hasta ese momento, los manifestantes, que partieron de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), avanzaron por La Alameda y recalaron alrededor de un escenario en Blanco Encalada y Abate Molina, se mantuvieron en orden hasta la desconcentración, luego de los discursos y varios número musicales.
Los incidentes comenzaron en ese punto final de la concentración cuando los encapuchados que suelen aparecer en las marchas estudiantiles comenzaron con su rutina de desmanes y vandalismo y fueron reprimidos con gases lacrimógenos y camiones lanzaaguas por las policía militarizada.
El accionar de estos grupos, que los estudiantes sostienen son infiltrados y el gobierno vincula al movimiento estudiantil, no pudo ser evitado pese a que los dirigentes universitarios anunciaron que tendrían "equipos de avanzada" para evitar que haya vehículos o buses abandonados en el camino, blanco preferido de los violentos.
Los incidentes en pleno desarrollo sorprendieron a Chadwick, quien tuvo que volver sobre sus pasos sobre la valoración de la movilización que había hecho minutos antes.
"Lamentablemente a esta hora han surgido nuevamente los actos de violencia, han vuelto a aparecer los encapuchados, y han vuelto a aparecer actos totalmente contrarios a lo que puede ser una movilización tranquila y pacífica", resaltó y emplazó a los dirigentes estudiantiles a "señalar su total condena a estos actos".
Los dirigentes, en tanto, buscaron capitalizar la masividad de la protesta para presionar al gobierno a que atienda sus propuestas de reformar el sistema educativo para mejorar su calidad e implementar su gratuidad y no avance con sus proyectos, a los que los estudiantes consideran insuficientes.
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Gabriel Boric, emplazó al ministro de Educación, Harald Beyer, a que se pronuncie de forma explícita acerca de las demandas que el movimiento estudiantil entregó al Ejecutivo en reiteradas ocasiones.
"Queremos hacer un emplazamiento directo al ministro Beyer para que se refiera a las demandas de nuestro movimiento. Fortalecimiento de la educación pública, fin del mercado educativo y democratización de los espacios: de eso queremos hablar al final del día", sostuvo el dirigente.
La vicepresidenta de la Fech, Camila Vallejo, consideró que "el Gobierno va a tener que cambiar su estrategia" y "hablar de las transformaciones que requiere con urgencia el sistema educativo. Avanzar con el financiamiento que permita asegurar la calidad de la educación pública, que los padres no tengan que pensar en poner a sus hijos en otro colegio".
El presidente de la Federación de la Universidad Católica (Feuc) y uno de los voceros de la Confech, Noam Titelman, reiteró el llamado de los estudiantes a los parlamentarios a rechazar el proyecto de reforma tributaria por estimar que daña a la educación pública y también instó a Beyer a acoger todas las propuestas presentadas por secundarios y universitarios.
En tanto, Cristofer Sarabia, vocero de la Cones, instó a Beyer a que regule la "mercantilización de la educación" porque "no puede ser que haya colegios que saquen ganancia de la educación y que el ministro esté a favor del lucro en la enseñanza básica".
La protesta estudiantil, que busca reformar el sistema heredado de la dictadura pinochetista, y el año pasado sepultó la popularidad del presidente Sebastián Piñera, se profundizó semanas atrás a poco más de un mes de los comicios municipales de octubre, antesala de las elecciones presidenciales del año que viene.
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