El hallazgo de extraños microorganismos que extraen energía a partir de las fumarolas de un volcán de la Cordillera de los Andes alimenta la posibilidad de que existan formas alternativas de vida fuera de la Tierra, señalaron científicos argentinos.
Agencia CyTA – Instituto Leloir
Un grupo de investigadores de Argentina y Estados Unidos buscaba microorganismos en ambientes extremos y los hallaron en una zona desolada, digna de un paisaje marciano: el interior del volcán Llullaillaco, de 6750 metros de altura, ubicado en la frontera andina entre Argentina y Chile. El fascinante descubrimiento abre nuevas pistas sobre el origen de la vida y aviva la posibilidad de que existan organismos vivientes en Marte u otros planetas.
“Si hubiera vida en Marte, se desarrollaría en condiciones similares y podría ser parecida a lo que vemos en el volcán”, destacó una de las autoras, la doctora María Eugenia Farías, investigadora del CONICET y directora del Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (LIMLA).
Los responsables de la investigación, liderada por el doctor Steven Schmidt de la Universidad de Colorado y de la que también participaron expertos del Museo de Arqueologia de Alta Montaña de Salta, entre otras instituciones, comprobaron que las bacterias del Llullaillaco no emplean la luz como fuente de energía. Para Farías, la fotosíntesis a estas alturas debe ser casi imposible debido a la radiación ultravioleta “muy intensa que daña todos los sistemas”.
En cambio, estos microorganismos que viven “al límite” parecen generar lentamente energía a partir de ciertos gases, como monóxido de carbono y dimetilsulfuro, que extraen de las fumarolas gaseosas que emanan desde el volcán. “El proceso no tiene un gran rendimiento energético, pero podría ser suficiente ya que la energía se acumula con el paso del tiempo”, apuntó Farías.
La investigadora añadió que el hallazgo podría también dar cierto impulso a la centenaria “teoría de la panspermia”, que propone que la vida se podría dispersar por el Universo en meteoritos, cometas o polvo interestelar.
Por otra parte, indicó Farías, este tipo de estudios también sirven para explorar nuevas formas de obtener energía mediante aplicaciones biotecnológicos. “Por eso sería de interés nacional la preservación y uso sustentable [de estos ambientes] de cara al boom minero que se viene en nuestra Puna”, enfatizo.
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