La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció que el gobierno entregó hasta agosto un millón de viviendas populares a través de uno de los programas sociales más importantes de su gestión.
El objetivo, de ahora en más, es que el plan social Mi Casa Mi Vida, inaugurado por Luiz Lula da Silva en 2010, construya otras 2,4 millones de viviendas destinadas a la población más pobre hasta 2014, último año del mandato de Rousseff, con una inversión de unos 75 mil millones de dólares.
"El programa Mi Casa Mi Vida es una de mis prioridades, pero
garantiza vivienda digna a las familias brasileñas que nunca
tuvieron chance de comprar la casa propia y ahora pueden criar a
sus hijos más protegidos, para que los lazos familiares se
desarrollen y las familias construyan un hogar", dijo en su
programa radial semanal 'Café con la presidenta".
La mandataria defendió, en tiempos de crisis internacional,
la inversión en la construcción civil como forma de mantener
"girando la rueda de la economía", debido a que es un sector que
moviliza a decenas de proveedores que deben contratar
trabajadores para atender la demanda.
"Así se beneficia toda la población de Brasil", destacó.
Rousseff enfatizó que el plan social, inédito en el país y una de las marcas de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), "transforma la vida de muchas familias que vivían en los morros, al lado de arroyos y en situaciones de riesgo de deslizamientos e inundaciones".
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