Continúa, en el Círculo de la Prensa, “Esa Mujer” y “Cacería de Patos”, una obra basada en estos dos relatos. El primero una adaptación del famoso cuento de Rodolfo Walsh, el otro un texto de Leonardo Goloboff. Las culpas y complicidades se ponen de manifiesto. Impecables actuaciones. Movilizante.
El mejor dúo del teatro tucumano. Leonardo Goloboff en la dirección, Juan Tríbulo como actor principal. La obra, dos historias. La primera, una adaptación del famoso cuento de Rodolfo Walsh, “Esa Mujer”. La otra “Cacería de patos”, texto de Goloboff.
Ambos son diálogos entre un periodista y un represor, en este caso, protagonizado por Juan Tríbulo. En “Esa Mujer”, el cronista, Federico Zárate. La relatora Sonia Saracho. Una puesta simple, con una mesa al centro, una ventana y unos carteles que indican ambientes. Las luces generan especial ambientación con audios de archivos. El texto de Walsh es un diálogo sobre el cuerpo de Eva Perón, su destino. El represor es un hombre oscuro, inteligente carcomido por la culpa. Conciente de la falta de moralidad de las fuerzas, asqueado de sus compañeros.
Tríbulo genera una verosimilitud envidiable, frente a un Zárate mucho más chico, aunque no desentona. Profundidad, conmoción.
La obra es una sola, los textos no. Sin embargo se concatenan. “Cacería de patos” toma su nombre de una conversación. Así le dijo el general Haig a Galtieri en su primera visita a Buenos Aires después del desembarco en Malvinas. “El combate de ustedes contra la subversión fue apenas una cacería de patos. La que ahora pretenden contra Gran Bretaña puede ser una guerra en serio”.
En este caso Tríbulo también es el represor, mientras que la cronista es protagonizada por Paula Picón y Federico Zárate está como relator. Los diálogos son impactantes. Ahora estamos en pleno siglo XXI. El represor tiene un hijo político. Es un hombre cautivante, culto, inteligente cuyo discurso político es amplio. Sabe sobre peronismo, sobre marxismo, sobre guerrillas. Es soberbio, tranquilo. Se cree impune. Para este texto Goloboff trabajó los discursos de Videla, Bussi y Menéndez. Tríbulo los expone con altura. Sus palabras son tan fuertes que en un momento pensé estar escuchando a Menéndez cuando declaraba en la Causa Jefatura, en el 2010. Una verosimilitud abrumadora.
Una buena propuesta, fuerte, profunda que invita a la reflexión, a la memoria. Excelentes actuaciones. Impecable puesta.
La asistencia de dirección está a cargo de Martín Royano, la banda sonora fue producida por el director y por Roberto “Chicho” Ortega, las luces son operadas por Armando Martínez y el diseño espacial, versión, textos y dirección corresponden a Leonardo Goloboff.
Viernes y sábados a las 22 en el Círculo de la Prensa.
Sebastián Ganzburg
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