Uno de los temas más controvertidos del país es la despenalización del consumo de drogas. Tucumán no está exento de este flagelo mundial, que aumenta año tras año. Debates sobre este tema son cada vez más necesarios. Pero también se debería tomar cartas en las demás adicciones.
Declaraciones a favor y en contra de la no penalización al consumidor de droga se leen y escuchan en casi todos los ámbitos. Pero nadie dice nada sobre las llamadas legales como el alcohol, las pastillas, el juego entre muchas otras.
Todos ponen sus argumentos sobre el consumidor de drogas ilegales “El adicto es un enfermo”, “ Pobre no tiene la culpa”, “Entró sin darse cuenta”, Las amistades lo llevaron por mal camino”, “Hay que ayudarlo”, “No debe ser penalizado”, “Hay que meterlo preso”, “Es peligroso”, “La familia no sirve”. Hablar por hablar no tiene sentido. La droga está instalada y es de uso cotidiano en algunos ambientes.
Pero el alcohol, los psicofármacos y el juego están dentro de
lo legal y también lleva a destruir mentes y cuerpos y de eso casi nadie hace
prevención o propagandas de concientización para no abusar del consumo.
El debate sobre la no penalización del consumidor
es consulta permanente en
los estrados jurídicos y los de salud. No hace mucho era un comentario casi silencioso, ahora ya está
instalado en la Argentina.
Y el tema de la despenalización del consumidor de droga ya tiene sanción.
¿Estar a favor es ser progresista?. ¿ Una actitud
esnobista? O en algunos
casos es simplemente una posición opositora a una sociedad todavía, en algunas cosas, pacata. No es tan simple
tomar posiciones favorables a la
despenalización del consumo. Al hacerlo hay que asumir los compromisos de luchar contra la droga. Cada uno
desde su ámbito. Como, padres,
hijos, autoridades, políticos, funcionarios, educadores, comunicadores, profesionales de la salud y de las
leyes. Todos deben imbuirse y no
hablar desde afuera, como si esto fuera una discusión menor.
¿Estar en contra es ser intolerante?. La
tolerancia es una cuestión de educación
y respeto. No es cuestión de ser o no intolerante. Pero tampoco esgrimir un discurso simple. No sirve eso de
“a mi no me va a tocar”. Todas las
adicciones avanzan y llegan a cualquier ámbito social. Nadie está en la
periferia de estos flagelos..
Crisis de valores, consumismo y publicidad
deformadora llevan a los adolescentes
y jóvenes a una gran desprotección. A ellos apuntan quiénes día a día comercian con sus vidas
vendiéndoles. Los modelos a seguir
son aquellos “exitosos” que aparecen semanalmente en los medios de comunicación, sobre todo en la televisión.
Populares o divinas, esa es la
cuestión. Y en algunos casos la motivación de la búsqueda del éxito comienza en los padres.
Penalizar o no el consumo es una cuestión de
toda la sociedad, Nadie debe estar
indiferente. Participar es la prioridad.
Daniel A. Villalba
villalbadaniel07@gmail.com
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