Científicos argentinos lograron prevenir y reducir la progresión del daño en un modelo de la enfermedad en ratas. Si los resultados se confirman en ensayos clínicos, ésta cirugía podría convertirse en una nueva alternativa de tratamiento para una patología que afecta a un millón de personas en el país.
Agencia CyTA-Instituto Leloir
Una cirugía que permite tratar una enfermedad ocular en la que un coágulo bloquea la circulación de la sangre fuera de la retina, también podría ser efectiva para prevenir y reducir la progresión del daño inducido por glaucoma, según sugieren los resultados de un estudio experimental argentino en ratas.
Si los ensayos clínicos en pacientes (todavía sin fecha de inicio) logran reproducir ese efecto, la técnica podría ofrecer una nueva alternativa de tratamiento para una enfermedad que en Argentina afecta aproximadamente a un millón de personas y provoca el 20 por ciento de las cegueras en todo el mundo.
Los científicos argentinos, liderados por la doctora Ruth Rosenstein, investigadora del CONICET en el Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos (CEFyBO), se enfocaron a la “neurotomía óptica radial”: un procedimiento que consiste en seccionar en profundidad la cabeza del nervio óptico, con el objeto de descomprimir el compartimento de salida de la esclera (la capa más externa del globo ocular) y mejorar el flujo sanguíneo.
Hasta el momento, ese tratamiento había sido indicado solamente para la oclusión venosa retiniana: una obstrucción trombótica de la vena central de la retina (o alguna de sus ramas) que afecta al 0,5% de los mayores de 65 años.
Ahora, Rosenstein y su equipo demostraron por primera vez, en un modelo experimental de glaucoma en ratas, que la misma intervención es capaz de aliviar el efecto de la hipertensión ocular sobre la retina: el principal factor que lleva a la ceguera en esa enfermedad. “La cirugía consiste en realizar un corte pequeño en la esclera que rodea a la cabeza del nervio óptico”, destacó a la Agencia CyTA Rosenstein, quien también es profesora en el departamento de Bioquímica Humana de la Facultad de Medicina de la UBA.
El trabajo, publicado en PLoS One, fue el resultado de una sólida colaboración entre investigadores básicos y profesionales de trayectoria en la clínica oftalmológica que “nos permite encarar conjuntamente problemáticas oftalmológicas trascendentes”, agregó la investigadora.
Hasta el presente, dependiente del tipo y avance de la enfermedad, el tratamiento del glaucoma se basa en la administración de colirios hipotensores (“que pueden producir reacciones adversas”, acotó Rosenstein); en la aplicación de láser, cuyos beneficios no suelen extenderse más de dos años; y en una intervención quirúrgica clásica, la “trabeculectomía”, que consiste en la creación de una nueva vía de salida del humor acuoso y se indica en pacientes intolerantes a los fármacos.
De todas formas, “a pesar de tanta variedad de estrategias disponibles, aún existe controversia en la terapia médica del glaucoma”, señaló Rosenstein.
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