Francia lanza un nuevo concepto para ir al cine, que consiste en elegir la película que se quiere ver no necesariamente entre los estrenos, sino también entre los clásicos o favoritos de siempre, para pedir su proyección en una sala de París u otras ciudades.
Para ello hay varias fórmulas: la proyección pública, con el solo pago de la entrada, o bien el alquiler de la toda la sala, un lujo que puede costar hasta 2.600 euros.
Desde este verano boreal, la fórmula "I like cinema" propone a los espectadores indicar una de las películas de una lista, elegir el horario y una de las 35 salas presentes en varias ciudades de Francia, de París a Toulouse o Biarritz.
El espectáculo será confirmado solo si otros 20 internautas del sitio www.ilikecinema.com efectuaron la misma compra. "Es la próxima revolución del cine", sostienen Beranger Arnoult, especialista en el mercado digital, y Pierre-Nicolas Combe, director de cine L'Entrepot de París, que están en el origen de la iniciativa
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