Funcionarios del Ministerio de Turismo de la Nación junto a referentes y técnicos de las provincias de Jujuy, Catamarca, Salta, Tucumán, La Rioja, San Juan y Mendoza, llevan adelante una reunión en la ciudad catamarqueña de Belén para avanzar en la planificación para la gestión turística sostenible del Qhapaq Ñan o Camino Andino.
En el marco del Taller Regional para la Planificación Estratégica de un Turismo Sostenible y al Programa Sistema Vial Andino Qhapaq Ña, desde hoy 31 de julio y hasta el 1 de agosto, se trabajará respecto a esta red de caminos de 35 mil kilómetros que, atravesando seis países, formó parte de las vías de comunicación de los pueblos andinos, consolidados en su uso por el imperio incaico.
Durante el encuentro se informará sobre el estado del expediente que se tramita ante la UNESCO para declarar Patrimonio Mundial al Camino del Inca, que transcurre por seis países latinoamericanos, con la premisa de promover la conservación y la puesta en valor de tramos relevantes de caminos andinos y de sitios arqueológicos asociados a los mismos.
A su vez, cada provincia informará sobre sus avances en el ordenamiento territorial y planificación turística con gestión participativa de los tramos de camino que integran este itinerario cultural.
El Qhapaq Ñan: Sistema Vial Andino, es un proyecto internacional que abarca a seis países Colombia: Ecuador, Perú (país iniciador del proyecto), Bolivia, Chile y Argentina.
El segmento de camino prehispánico determinado en Jujuy, es el tramo conocido como “Santa Ana - Valle Colorado”, de muy buen estado de conservación y perteneciente a la Red Vial Incaica. Son aproximadamente 6 kilómetros de calzada e implica la marcha entre dos ambientes diferentes, el Pastizal Altoserrano (límite de Quebrada de Humahuaca) y el Bosque Montano Superior (Ramal Jujeño o Yungas) con un descenso de 1.319 m.
El sector más elevado corresponde al Abra del Valle, ubicada a 3.455 msnm, punto en el cual el paisaje permite una alta visibilidad y la traza del camino discurre por un área con poca pendiente y una cubierta vegetal escasa, típica de los paisajes de altura.
Destaca la magnitud de la organización y movilización de mano de obra por parte del incario para la construcción de esta ruta, aparentemente desarrollada con mano de obra local y posiblemente con la asistencia de poblaciones del Sur de Bolivia (Churumatas reubicados por el incario).
Sigue siendo la vía de comunicación entre las poblaciones de Santa Ana y Valle Colorado. Los pobladores locales han garantizado la buena preservación del camino manteniendo los patrones constructivos originales.
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