La participación de menores de 18 años en homicidios simples en Chile creció en 19% y en robos con homicidio un 40%, entre 2010 y 2011, lo que hace prever un incremento en las cifras para este año, según un estudio de la Organización No Gubernamental (ONG) Activa y la Universidad privada Pedro de Valdivia.
Sólo en 2011 se registraron 401 casos de jóvenes ingresados al sistema de menores por el delito de homicidio, situación que superó los 361 casos que se habían registrado en igual período del año 2010. Durante el primer semestre de 2012 la situación no fue mejor, registrándose 420 casos en dicho período.
"El aumento responde entre otros factores a la carencia de
programas integrales focalizados en menores, especialmente
respecto de aquellos que tempranamente se vinculan a la
actividad delictual, los que finalmente no encuentran una salida
a la violencia en la que se encuentran inmersos, lo que
retroalimenta negativamente el sistema", expresó Gonzalo Arenas,
rector de la Universidad Pedro de Valdivia.
De acuerdo al estudio, seis de cada 10 homicidios en que se
involucran los jóvenes son cometidos con arma blanca, ocupando
el segundo lugar el uso de arma de fuego.
Para Gloria Requena, Directora de la ONG Activa, "el hecho
que los menores cada vez con más frecuencia porten armas
escondidas entre sus ropas es una expresión más del asentamiento
de una cultura de la violencia, reforzada sistemáticamente a
través de la marcación territorial que hacen las pandillas y
bandas delictuales en los barrios, sin que la autoridad tome
medidas concretas al respecto".
El estudio identificó, asociado al delito de homicidio, el
surgimiento de una serie de manifestaciones en el espacio
público propias de grupos delictivos: colgar zapatillas en los
postes, construir "animitas" (pequeño altares en las calles) y
murales conmemorativos de acciones violentas, entre otras.
Arenas sostuvo que "es vital terminar con la marcación en los
barrios porque refuerza las conductas violentas".
En ese sentido, apuntó que "es clave entregar a los jóvenes
herramientas que les permitan resolver sus conflictos y
expresarse sin hacer uso de la violencia, lo que debe ser
reforzado en el ámbito escolar pero también desde el espacio
público, el cual debe invitar a la paz y no a la violencia".
El mayor número de victimarios, cada vez más jóvenes, se concentra entre 18 y 26 años en el caso de los hombres y entre 23 y 33 años en el caso de las mujeres. Respecto del sexo de las víctimas por homicidio, en un 89,1% resultaron ser hombres.
Para Requena, "la forma de frenar la participación de menores en este tipo de delitos pasa necesariamente por cambiar el foco de las políticas públicas en materia de seguridad, centrándose en las causas de los delitos y no sólo en sus consecuencias, como ocurre en la actualidad."
Según ambas entidades, el incremento sostenido que ha registrado el robo con homicidio se debe a que los menores de edad tienen menos autocontrol que los adultos frente a situaciones límites, tendiendo a ser más confrontativos y agresivos ante un estímulo no esperado, situación que se acrecienta cuando han ingerido drogas o alcohol, previo a la ejecución del delito. Arenas y Requena hicieron un llamado a quienes viven la experiencia de un atraco a no confrontar a su asaltante, manteniendo la calma y evitando hacer movimientos bruscos que puedan ser interpretados por éste como una agresión y que lo impulsen finalmente a terminar con la vida de su víctima.
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