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AMPLIAR12 de julio. Segunda parte del diario de un hombre cincuentón

12 de julio

Segunda parte del diario de un hombre cincuentón que atraviesa los senderos de la vida amablemente. El primer texto se publicó en la edición del 30 de junio. En esta oportunidad el personaje habla de Boca, la presidenta y las vacaciones.

12 de julio

Parte de mis compañeros de trabajo salieron de vacaciones. Aprovecharon el aguinaldo para  distraerse, desenchufarse. El ambiente laboral está bastante tranquilo. La ciudad ofrece variadas actividades culturales y recreativas. Yo todavía sigo pensando en el acto del 9 de julio, cuando la presidenta pidió unidad ante más de 50 mil personas. Yo estuve ahí. Soy un militante peronista desde la cuna. Mi padre obrero ferroviario, tenía un sueldo interesante, no pasamos privaciones, incluso salíamos de vacaciones con frecuencia. El viejo estuvo aquél 17 de octubre, contaba que fue lo más impresionante que le tocó vivenciar. La multitud clamaba por su líder, el General Perón. ¡Perón! ¡Perón! ¡Perón! 

- Movilizados, todos los obreros, nos subimos al tren y partimos hacia la Capital. Exigíamos que liberen al General. Los oligarcas cipayos, con la complicidad de parte del Ejército, lo habían secuestrado. 

La situación no era la misma, incluso yo asistí a innumerables actos políticos. Sin embargo, el acto del lunes pasado me recordó aquellas palabras de mi padre. El sol compañero acarició de política a las masas populares. Dentro del predio mucha gente, de diversos sectores sociales. Algunos artistas cantaron tango, otros folclore. Luego habló la presidenta con entereza. 

Fue el tema de conversación de la semana, más una serie de críticas por un festival en la plaza donde se gastó innecesario dinero, según opiniones encontradas, cuestiones más cercana al chismerío que al periodismo. Por eso, hace años que no leo los diarios. Ahora, la información está en la web, así que elijo el diario que a mi criterio tiene mayor credibilidad. La gente habló de eso en la semana. Yo estuve preocupado por otra cosa. Mi hija, meses atrás, se puso de novia con un burgués de buen apetito. No logramos soportarnos. Opinamos habitualmente lo contrario. Por empezar, es de Boca y a los bosteros no los tolero. Siempre están reluciendo sus estrellas, sus copas, sus títulos y para colmo Dios, quien luce al 10 en la espalda, es xeneise. Es muy fácil ser de Boca, no tienen nunca problemas y los que existen son amarillos. La situación me tiene preocupado. Boca perdió la copa con el Corinthians  días atrás y cada vez que lo veo, que tampoco son tantas, le recuerdo la desgracia. Yo soy Decano, por lo tanto, le argumento mi felicidad, lo trato de porteño. Cuando descendió River también me reí mucho. Hermosos momentos de especial goce. 

Pienso en mi hija...debería controlarme. Los whiskys de ayer vinieron bien. Me apaciguaron las neuronas. Mañana le compro un vino, hablaremos de filosofía. 

Continuará...