Un veredicto que condena la circuncisión por motivos religiosos provocó una airada controversia en Alemania entre los que invocan la libertad religiosa --en particular judíos y musulmanes-- y los que reclaman la protección de la infancia, con la integración como telón de fondo.
El 26 de junio, el tribunal de gran instancia de Colonia (oeste) publicó una decisión que considera que la ablación del prepucio por motivo religioso es una herida intencional, y es por lo tanto ilegal.
"El derecho de un niño a su integridad física prima sobre el derecho de los padres", afirma en resumen el veredicto.
Según un sondeo, 56% de los alemanes aprueba y 35% se declara contrario.
Sobre una nube, Dios lee el "Veredicto de Colonia", y dice por teléfono a sus "colegas Alá y Yahvé": "tenemos que reunirnos de urgencia, estos ateos están cada vez más atrevidos". La caricatura publicada el domingo en el cotidiano berlinés de centro izquierda Tagesspiegel resume maliciosamente la importancia del debate.
La Torah, el libro histórico y de los mandamientos de los judíos, impone la circuncisión antes del octavo día. El Corán no la prescribe pero la tradición la impone.
Judíos y musulmanes, apoyados por las Iglesias protestante y católica de Alemania, no quieren esperar hasta los 14 años de la mayoría religiosa para que sean los propios muchachos quienes decidan.
Esta decisión legal, con un alcance de jurisprudencia aún difuso, dejó a los médicos frente a una situación jurídica incierta. Varias instituciones como la Federación de cirujanos infantiles, la Cámara de médicos alemanes y la Sociedad alemana para la cirugía infantil, aconsejaron a sus adherentes abstenerse de proceder a circuncisiones.
"Hemos tratado de explicar a los padres lo que significa ese veredicto, pero están totalmente perturbados y no consiguen comprender", explicó a la AFP Gerhard Nerlich, portavoz del Hospital judío de Berlín.
La comunidad musulmana, esencialmente de origen turco, tienen más de 4 millones de miembros en tanto el Consejo central de los judíos de Alemania afirma representar a 105.000 personas.
Un veredicto que condena la circuncisión por motivos religiosos provocó una airada controversia en Alemania entre los que invocan la libertad religiosa --en particular judíos y musulmanes-- y los que reclaman la protección de la infancia, con la integración como telón de fondo.
Su presidente, Dieter Graumann, consideró "escandalosa" la decisión de Colonia. "En todos los países del mundo, se respeta este derecho religioso", afirmó.
Y las críticas se acumulan: "El judaísmo y el islam no son bienvenidos aquí", afirmó en un artículo el universitario Micha Brumlik, autor de varias obras sobre la relaciones entre judaísmo e historia alemana.
"Sin circuncisión, no puede haber vida judía en Alemania", destacó otro profesor, Almut Bruckstein Coruh, especialista de filosofía judía.
"Este debate es una vez más algo típicamente alemán", comentó Raman Kurugüz, representante de la Conferencia de las asociaciones islámicas (KILV), evocando el debate en torno al "sacrificio ritual" de los animales y el uso del velo islámico en la cabeza para las mujeres.
Desde hace ya años, esta cuestión de la integración es objeto de debate más o menos airado en Alemania. El presidente de la República Christian Wulff había fijado una posición en octubre de 2010 cuando dijo que "el Islam forma parte de Alemania", pero el año pasado, su sucesor Joachim Gauck aportó un matiz cuando afirmó que "los musulmanes que viven aquí forman parte de Alemania".
La noción de "Kulturkampf" (choque cultural) está en boga y cada cual, partidario o adversario de la decisión, espera que los políticos se pronuncien.
Desde ya el ministro de Relaciones Exteriores Guido Westerwelle tomó sus distancia de la decisión, afirmando que "tenemos que ser claros: las tradiciones religiosas están protegidas en Alemania".
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