Facebook, Twitter, Skype, teléfonos celulares y otras herramientas tecnológicas pueden ser utilizadas para generar maltratos hacia las mujeres, pero también pueden convertirse en vías que permitan concientizar y denunciar la violencia de género, tal como lo demuestran situaciones cotidianas y una campaña mundial que incluye a la Argentina.
La relación entre internet y violencia fue palpable la semana pasada cuando se vio en los canales de televisión el pedido de ayuda que, vía Skype, realizó desde Tailandia la argentina Gisela González, quien vivía en ese país con su esposo, el arquero de fútbol Lucas Echenique.
En el video, una Gisela con golpes visibles en el rostro y llorando acusaba a su pareja de golpearla y tenerla secuestrada. Ella ya está en La Plata junto a su familia y la justicia está investigando.
Otra mujer que utilizó internet para denunciar que se encontraba en una situación de peligro dentro de su propia casa fue Sofía Encisa, una joven que en marzo logró contactar a su hermana a través de Facebook y fue rescatada de la vivienda donde su pareja la tenía cautiva junto a sus hijos en la localidad de Guernica.
Para María Alejandra Davidziuk, de la Red Latinoamericana del Programa de Apoyo a las Redes de Mujeres (PARM) de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC), el acceso a las tecnologías de información y comunicación "da a las mujeres y niñas en situaciones de violencia una oportunidad de escape, de cambio, de darse cuenta".
La especialista consideró que internet "posibilita romper el círculo vicioso -y sobre todo silencioso y ultraprivado- de la violencia, al poner a la víctima en conexión directa con el exterior, primero para recibir o buscar información, y luego, para animarse a contar o pedir ayuda".
Si bien la relación entre tecnología y violencia de género está en un proceso de incipiente investigación, desde 2006, la APC realiza el proyecto "Dominemos la tecnología" en 12 países de Asia, África y América Latina para analizar la temática.
La iniciativa se realizó durante dos años en la Argentina y el objetivo fue "investigar la manera en que estas tecnologías eran utilizadas para perpetrar violencia de género y la forma en que las mujeres se apropiaban de ellas para luchar contra este tipo de violencia", dijo a Télam Dafne Plou, referente de APC en el país y coordinadora general del Programa de Mujeres de esa organización internacional.
Durante el proceso, capacitaron a mujeres en el uso de internet "para crear espacios donde pudieran expresarse, contar sus historias, buscar ayuda y realizar tareas de prevención para erradicar la violencia del ciberespacio".
Denominados "Intercambios Tecnológicos Feministas" los talleres se encararon desde "una óptica de apropiación de las tecnologías para crear contenidos y usar las herramientas con perspectiva de género para empoderar a las mujeres, fortalecer sus acciones y su trabajo en redes de prevención, de denuncia y de búsqueda de soluciones a la violencia contra las mujeres", explicó.
Este proceso se da en un marco donde existe una situación de desigualdad en el acceso y uso de las tecnologías y falta de autonomía y poder de decisión en muchos aspectos de la vida de las mujeres.
"Hay muchas mujeres y jovencitas argentinas que no pueden vivir sin su celular o sin publicar novedades en su Facebook, que no son dueñas de sus vidas, por eso es tan necesario el análisis legal y político sobre el tema", aportó Davidziuk.
En el país el proyecto incluyó a "Ñande Roga Guazú", de Clorinda, Formosa, donde se realizaron capacitaciones en género y tecnología, finalizando con la realización de un aviso para televisión sobre prevención de violencia y de trata en castellano y guaraní que puede verse en https://www.youtube.com/watch?v=wc54KieVUbc&feature=player_embedded#!
"Relatar lo que ocurría en su vida de pareja y en sus hogares con imágenes, música, otros sonidos, les dio la posibilidad de tomar cierta distancia de su propia situación y comenzar a visualizar posibles salidas al encierro en el cual se encontraban, y además, las hizo ver que así como podían dominar la tecnología para contar sus historias, también podrían dominar la situación para salir adelante" compartió Plou.
La iniciativa también incluyó actividades en Santiago del Estero, Jujuy, la ciudad de Buenos Aires, Puerto Iguazú, en Misiones; Ciudad Evita y "La Casa de la Mujer" de Moreno, en el conurbano bonaerense, donde el trabajo más intenso estuvo relacionado con la utilización del teléfono celular para evitar el maltrato.
Para Laura Salomé Canteros, periodista especializada en medios de comunicación social y gestora de redes sociales "tenemos hoy por hoy las herramientas (Facebook, Twitter, Youtube, softwares gratuitos, entre otras) para poder instalar temáticas sensibles".
La integrante de la red PAR también propugnó por "generar grupos de ayuda y asistencia ante las diferentes violencias, difundir buenas prácticas en las coberturas, conocer espacios de militancia afines, divulgar información necesaria y, como en el caso que estamos analizando, pedir ayuda".
Valorizando este aspecto, la campaña "Dominemos la tecnología" insiste en que las organizaciones no gubernamentales y especialistas que trabajan con víctimas utilicen las tecnologías para comunicar, denunciar y ofrecer asistencia usando redes sociales.
No obstante, Davidziuk insistió en que "de nada sirven las tecnologías si las mujeres y las niñas no se dan cuenta del peligro que corren, si no se hacen valer y no se cuidan".
En ese sentido propició que se realicen "campañas masivas de concientización para prevenir situaciones de violencia y acompañamiento terapéutico para que las víctimas se animen a cortar el círculo vicioso de la violencia y puedan usar las tecnologías como aliadas ante el maltrato".
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