Nacido hace mucho en el Jardín de la República, a lo largo de mi transitar por su geografía dejé de lado a veces, el aprecio de la historia y la belleza que nos rodea. Ayer el frío se hizo a un costado invitándome a recorrer mi ciudad, Acepté con gran placer.
Como todos los amaneceres desperté pensando en el gratificante desayuno diario.
Pero esta vez le hice la yuta al café con leche casero. El sol se venía apresurado a calentar lo que fue un hermoso día tucumano.
Rumbo al centro, a través de las ventanillas del ómnibus, el paisaje urbano parecía distinto, sin la rutina visual de todos los días. La avenida Belgrano a pleno con todo el movimiento de esa hora. Los pasajeros más distendidos.
El primer redescubrimiento fue ingresando a la rotonda de Plazoleta Mitre. Muy linda, con su actual diseño. Letreros señalizadores y semáforos le dan un aire moderno que durante años no tuvo. Hermoso. Seguimos y unas cuadras más adelante observar la avenida Sarmiento con los edificios majestuosos del ex Hotel Savoy, la antigua legislatura, el Colegio Nacional y el teatro San Martín exigiendo respeto a la nueva y moderna Plaza Urquiza, me dio una visión agradable y poética de la zona. Superlativo contraste.
A todo esto el sol, la gente, los estudiantes me contagiaron las ganas de caminar .Baje del colectivo en busca de un desayuno energizante. El bar vidriado se prestaba. Mesa pegada al vidrio.Café con leche humeante, tostadas tibias, dulce de leche industrial, jugo de naranja y yogur me entonaron para seguir disfrutando mañana tucumana como un turista..
Luego de unos trámites y, cerca del mediodía, ingresé a esos centros de compras que me ponen ancho por ser nuestros: las galerías comerciales. De todo y para todos se encuentran en esos lugares. Con o sin plata es un hermoso y gratificante recorrido. Claro está que tomarse un cafecito en algunos de sus modernos bares renueva el espíritu tucumano para caminar luego por sus peatonales congestionadas, de vendedores callejeros, personajes.Todos con el inmenso valor agregado que le ponen a toda hora las mujeres más hermosa de la ciudad
A la hora del almuerzo el aroma a comidas regionales cercano a Plaza Independencia me trasladó a rastrear un locrito. Lo encontré, lo pedí , lo disfruté y lo asenté con un tinto de Colalao del Valle. De postre cayote con nueces. Placer casi completo. Las golosinas para la tarde están en el Paseo de la Independencia. En ese esplendoroso lugar, con la Casa Histórica reinando hallé tentaciones sabrosas y nostálgicas. Una tableta de miel de caña, un gaznate y una colación rellena con merengue y miel de caña, terminaron por calmar mi gula de turista.
Una plaza Independencia rodeada de iglesias , edificios nuevos y viejos le puso la historia y el regocijo final a mi paseo como turista en mi propia casa.. El encanto de ese recorrido me quedó marcado en las retinas. Qué linda que es mi ciudad cuando la disfrutamos aunque se por unas horas.
San Miguel de Tucumán tiene ese vivir que la hace única para los turistas y que nosotros los tucumanos miramos muchas veces con cierta indiferencia , a la distancia, casi sin disfrutarla.
Daniel A. Villalba
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