En Chile, 12.255 personas viven en situación de calle, de las cuales 2.003 son adultos mayores y 725 niños, según el "Catastro Calle" realizado por el Ministerio de Desarrollo Social durante 2011.
Un 77 por ciento de estas personas trabajan, siendo los rubros más frecuentes la venta ambulante, el cuidado y estacionamiento de autos y el aseo industrial, por los cuales perciben un ingreso promedio mensual de 177 dólares.
Según el estudio, las personas caen en situación de calle por
diversas razones, como la muerte de un ser querido, el divorcio
o separación con su pareja, la pérdida del trabajo, la falta de
recursos, la pérdida de amigos, de sus casas, etc.
Una persona llega a la calle -apuntó el ministro de
Desarrollo Social, Joaquín Lavín- cuando ha roto todos los
vínculos con su propia familia y también con la sociedad.
El catastro muestra que estas personas dicen alimentarse dos
veces al día, y sufren discriminación, ya que el 22 por ciento
denunció agresiones o maltratos por parte de grupos o pandillas,
un 16 por ciento por parte de la policía y el 13 por ciento por
los propios transeúntes.
Lavín anunció la implementación de un proyecto de Casas
Compartidas, donde personas en situación de calle se agruparán y
vivirán en una vivienda que les arrendará el Ministerio de
Desarrollo Social. En tanto, las personas, con sus ingresos,
comparten los gastos comunes de la casa.
"Cuando alguien llega a una Casa Compartida consideramos que
está en los últimos peldaños que le van a permitir tener una
vida independiente, ya sea arrendar una pieza en forma
independiente o reinsertarse con su familia", acotó el ministro.
En un recorrido de ANSA por la Vega Central -en el sector
centro de Santiago- unas 100 personas aguardan la visita de
alumnos y apoderados de colegios que les llevan en la noche
ollas de comida, panes y huevos.
Con temperaturas de 6 grados y la humedad propia del sector,
los hombres y mujeres representan mucho más años de los que
tienen.
En algunos hombres se percibe la influencia del alcohol y más
de uno persona -varón o mujer- ha tenido problemas con la
justicia.
Al ser consultados, cuentan que han llegado de otras
regiones, que se quedaron solos o que pelearon con sus familias.
Hacen fila para recibir un plato caliente de pasta o legumbre
pero, por sobre todo, piden "huevitos duros" y un té. El frío
cala los huesos. Muchos se repiten y al decirles que pueden
llevarse la ración en una bolsa, responden: "No, nosotros
peleamos con los ratones".
Bajo el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, en las
noches de bajas temperaturas se recogía a la gente de calle y se
la trasladaba al estadio Víctor Jara, habilitado como albergue
donde se les entregaba comida y abrigo.
La situación se replicó hace algunas semanas, con la primera
lluvia torrencial que afectó a la zona centro sur del país. Sin
embargo, ante las bajas temperaturas que sucedieron a la lluvia
y que alcanzaron grados bajo cero, las puertas del estadio
permanecieron cerradas.
El 6 de junio pasado Santiago registró -3,6 grados. Ese día, el frío cobró su primera víctima: un hombre que vivía en situación de calle en Puente Alto, al sur de Santiago.
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