Esta es una noche de gran alegría después de todo el gozoso proceso de rehacer un álbum y reencontrarme con un tramo de la vida”, resumió Fito Páez a Télam después del emocionante concierto de dos horas que hizo delirar a unos 12.000 chilenos que colmaron el Movistar Arena, de Santiago, para ser testigos de la primera velada de la gira mundial "Veinte años después del amor
De muy buen ánimo pese a haber pasado dos días sin dormir por la ansiedad que implicaba presentar el estreno de un espectáculo de esta magnitud, el artista rosarino celebró la posibilidad de poder estar festejando los 20 años de “El amor después del amor”, el álbum más vendido de la historia del rock argentino.
La impecable puesta que recorrió ajustada y puntillosamente el repertorio del disco, incluyó algunos detalles sorprendentes con la participación, a través del video, de varios de los músicos que tomaron parte en el emblemático trabajo.
Así, Fabiana Cantilo y Celeste Carballo revivieron desde las pantallas y desde el presente sus participaciones en “Dos días en la vida” y lo propio hicieron Charly García y Andrés Calamaro para “La rueda mágica” en apariciones que conmovieron a la audiencia.
“Ellos son hermanos de la vida y de eso se trata”, comentó Páez antes del gesto emotivo y tecnológico que atravesó el concierto que sobre el escenario asumieron Diego Olivero (piano y voz), Juan Absatz (teclado y voces), Dizzy (guitarras), Mariano Otero (bajo), Gastón Baremberg (batería) y la colombiana Adriana Ferrer (coros).
Sin pompa y con profunda emoción, en “Pétalo de sal”, además, irrumpió sola y bella la voz de Luis Alberto Spinetta interpretando su parte en la canción y el momento se coronó con la imagen de la portada de “La, La, La”, placa que Fito compartió en 1986 con el mentor de Almendra, Pescado Rabioso e Invisible, fallecido el 8 de febrero último.
Antes de ese carrusel emotivo, el músico le anunció a la multitud “Qué hermoso. Nos espera una noche inolvidable”. Y cumplió con creces desatando una fiesta que el público de todas las edades vivió de pie y agitando manos y prendas.
Además de las canciones de “El amor” y en un espectáculo donde el también cineasta cambió tres veces su indumentaria y para encarar un repaso vital y optimista, también regaló escogidas obras propias como “Polaroid de locura ordinaria”, “Circo Beat”, “11 y 6”, “Cadáver exquisito” y “Al lado del camino”.
Para el final y con el estadio convertido en una caldera, entregó sin pausas la seguidilla integrada por “Dale alegría a mi corazón”, “Cable a tierra”, “Dar es dar” y “Mariposa Tecknicolor”, tras lo cual se despidió gritando “¡gracias a la vida que me dio Santiago!”.
El tour amoroso continuará en el Palacio de los deportes, de San José de Costa Rica, Caracas Venezuela, Maracaibo Venezuela, Bogotá Colombia, Medellín Colombia, Sao Pablo Brasil, Curitiba Brasil, Porto Alegre Brasil y Velódromo Montevideo Uruguay.
En octubre regresará a la Argentina para cerrar el "Movistar Free Music" 2012 en el Planetario, y luego se presentará en el Festival Macay Venezuela, Perú, Paraguay, Bolivia, México, Miami, Nueva York, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Panamá, España, Israel, Londres, París y en las ciudades argentinas de Mendoza, Córdoba, Rosario, y Tucumán.
Con las pulsaciones menos encendidas y en uno de los salones del Movistar Arena de la capital trasandina, Páez charló con Télam.
-¿Cómo te sentís después de este primer show de la gira?
-Es un estreno. Llegamos con mucho trabajo encima y ahora vamos a empezar a relajar un poco. Fue gozoso el proceso de rehacer, del re-pensamiento del álbum, del espectáculo. Fue muy hermoso.
El estreno te da cagazo. Es un momento muy bravo para todos los que están bajo mucha presión de calidad. Pero se trató de una noche de gran alegría.
-¿Cuánto tiempo de ensayos y de preparación hubo detrás de este espectáculo?
-Fueron cuatro meses de ensayos, y largas jornadas con un equipo técnico de gente para la imagen y el show.
-Desde lo emocional, ¿cómo es volver a hacer canciones de una etapa específica de tu vida y de tu carrera?
-Es gozoso no sé cómo explicarlo. Lo que es fuerte es tocar el álbum entero, es un momento determinado de tu vida e inevitablemente cuando lo hacés otra vez te mueve cosas de esos tiempos. Es el paso del tiempo.
-¿Cómo te llevás con el paso del tiempo?
-Con el tiempo, con los años, disfruto más de las cosas. Es como que valorás todo más.
-En el show es impactante ver o escuchar a los que ya no están, los que siguen, los que están pero de otra manera. Uno de pasajes en los que se te vio más emocionado fue cuando cantaste “Pétalo de sal”, con la voz de Luis Alberto Spinetta en el aire…
-Apareció todo eso, no es un diseño. Están ellos allí cantando. Ponerlo de velado a Luis fue una decisión. En el caso de Mercedes Sosa no estaban los tapes de su voz en “El muro de los lamentos” y queríamos tratar el material con elegancia.
-Antes de interpretar “Al lado del camino”, dijiste que desconfiabas de las palabras y que preferías un abrazo….
-Hace bastante tiempo pienso eso, pero ese tema funciona bien, creo en lo que canto, siempre creo que en lo que canto.
Estoy escribiendo una novela hace dos años y estoy descubriendo lo tramposas que son las palabras.
-¿Qué podés adelantar sobre la novela?
-Es un libro sobre la vida moderna, sobre la pasión. Lo vivido por mí un poco lo desgloso en algunos personajes. Es un libro que está escrito de manera pasional y habla sobre qué pasa con la pasión y el amor.
-De amor y pasión, se puede decir que sabés…
-A mi favor y en contra (risas).
-En tus canciones también contás historias…
-A veces. No le quito importancia a la canción, pero tenés que tener una melodía. Si no tenés la melodía no pasa nada.
Por eso hay algo en la música que es superior, donde los significados están velados y por eso la considero la reina del lenguaje.
-Además de seguir con la gira, estás preparando un nuevo disco.
-Sí, van a ser 15 canciones que me gusta pensar que puedo hacer con esta banda y desde un costado más rockero.
-La música, el libro, tus películas ¿te sentís un artista profesional?
-No soy un profesional, a mí se me mezcla todo: la música, los hijos, el libro. Soy papá y me disfrazo de árbol en la fiesta de fin de año de mis hijos.
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