El presidente sirio, Bashar el Asad, ha condenado este domingo la masacre perpetrada en Hula el pasado 25 de mayo que se cobró la vida de más de 100 personas, muchas de ellas niños, y aseguró que "ni siquiera los monstruos" serían capaces de una acción semejante.
"Si no sentimos el dolor que estruja nuestros corazones tras estas crueles escenas, especialmente en el caso de los niños, es que no somos seres humanos", declaró el presidente sirio en su primera comparecencia ante el Parlamento desde el pasado mes de enero. "Ni los monstruos perpetrarían un crimen así", aseguró.
A pesar de estas palabras, una investigación llevada a cabo por La Vanguardia, sde españa, revela que la mayoría de los fallecidos eran familiares de un líder rebelde que repelió durante semanas el ataque del régimen a la ciudad de Homs.
El presidente sirio dijo hoy que Siria afronta una "verdadera guerra" y pidió distinguir entre la política y elterrorismo para solucionar la crisis que sufre el país.
En un discurso ante el recientemente constituido Parlamento sirio, insistió en que existe una "conspiración" internacional contra Siria y aseguró que "separar entre el terrorismo y la política es un asunto importante para llegar a una solución de la crisis".
Tras poner de manifiesto que los actos de violencia han aumentado mientras continúa el proceso político, el mandatario destacó que Siria "no afronta un problema político, sino un proyecto para la destrucción de la nación cuyo instrumento es el terrorismo".
Para Al Asad, el país se halla envuelto en una "verdadera guerra" contra el terrorismo, que en su opinión merece un tratamiento "distinto al de los asuntos internos".
"Las puertas todavía están abiertas a quienes quieran una reforma verdadera", aseveró Al Asad, que se mostró dispuesto a entablar un "diálogo sin condiciones" y contrario a cualquier "injerencia extranjera".
Además, animó a que se entreguen aquellas personas implicadas en la violencia que no han cometido delitos de sangre, a las que se comprometió a no castigar.
Al Asad señaló también que Siria afronta una "conspiración" internacional que se ha ido fraguando durante décadas.
La comparecencia de Al Asad llega después de que ayer el enviado especial de la ONU y Liga Árabe, Kofi Annan, alertase del riesgo de una guerra civil sectaria en Siria, cuya crisis ha empezado a tener repercusiones en otros países.
A la falta de avances del plan de paz propuesto por Annan se unió esta semana la retirada de los embajadores sirios de los principales países occidentales, en respuesta a la reciente masacre de más de un centenar de personas en la zona de Hula, en el centro del país.
Respecto a este episodio de violencia, Al Asad criticó la "difamación a las Fuerzas Armadas" y dijo que sus enemigos "trabajan para crear una división sectaria y esta es su última carta porque ya han agotado todas sus opciones".
"Ahora no hay grises. Es el momento para clasificar a los ciudadanos como patriotas o no patriotas", remató Al Asad, que fue despedido por una gran ovación, similar a la que le dispensaron a su entrada los diputados, quienes interrumpieron la alocución con sus aplausos en más de una ocasión.
Fuente La Vanguardia
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