Benedicto XVI ha salido al paso de los últimos escándalos en el Vaticano, con una reacción personal muy firme y contundente. Al término de la audiencia de los miércoles, ha aprovechado para cerrar filas y reiterar la confianza a sus más estrechos colaboradores -sobre todo al cardenal Tarcisio Bertone, el secretario de Estado, aunque no lo ha mencionado por su nombre- y para acusar a la prensa de exagerar los problemas habidos, con interpretaciones fuera de lugar que dañan la imagen de la Santa Sede.
El Sumo Pontífice reconoció que "los acontecimientos habidos en estos días sobre la curia y mis colaboradores, han llevado tristeza a mi corazón, pero no se ha ofuscado nunca la firme certeza de que, a pesar de la debilidad del hombre, las dificultades y las pruebas, la Iglesia está guiada por el Espíritu Santo y el Señor nunca dejará de dar su ayuda para sostenerla en su camino".
Según el Papa, se han multiplicado las "ilaciones", las deducciones equivocadas, "amplificadas por algunos medios de comunicación, del todo gratuitas, y han ido bastante más allá de los hechos, ofreciendo una imagen de la Santa Sede que no responde a la realidad". "Deseo, por eso, renovar mi confianza y mi ánimo a mis más estrechos colaboradores y a todos aquellos que, cotidianamente, con fidelidad, espíritu de sacrificio y silencio me ayudan en el cumplimiento de mi ministerio", agregó el Papa.
Fuente La Vanguardia
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