La filtración de un gran número de documentos secretos del Vaticano, conocida ya como "Vatileaks", hizo renacer los fantasmas del pasado en el Estado más pequeño del mundo, donde pontífices de otras épocas se vieron involucrados en trágicas historias que acabaron incluso con la muerte de personas.
Durante siglos, tanto en la literatura como en la pintura, en el cine o en la televisión, los delitos y castigos en el interior de las murallas pontificias han despertado curiosidad y conjeturas.
Cientos de libros, códices y pergaminos han permanecido ocultos, inaccesibles para la gente, lo que ha alimentado todo tipo de sospechas e intrigas e inspirado libros como el de Dan Brown, "El código Da Vinci".
Según el periodista y escritor italiano Corrado Augias, uno de los ejemplos más antiguos de la violencia y la traición que dominan en el palacio apostólico remonta al año 1200 cuando Benedetto Caetani obligó a Celestino V a abdicar para convertirse en Bonifacio VIII.
Pero la época más célebre por intrigas y delitos fue el Renacimiento, cuando Rodrigo Borgia compró a 17 de los 22 cardenales para que le nombraran papa, convirtiéndose así en Alejandro VI.
Después situó a uno de sus hijos como capo entre los cardenales eclesiásticos, a su otro hijo a cargo del ejército papal y a su bella hija Lucrecia como moneda de cambio política para sus intereses: Su papado tuvo de todo, riqueza, poder, corrupción, escándalos sexuales, hijos bastardos, asesinatos y venganzas dentro del Vaticano.
Para el ministro italiano de Cooperación Andrea Riccardi, fundador del movimiento católico Comunidad de San Egidio, el Vaticano ha sido siempre "un terreno fértil para los espías" y un lugar "interesante" para los poderosos de todo el mundo.
Según el diario francés Le Monde, cinco papas, entre ellos Juan XII, que convirtió el Palacio de Letrán en una especie de burdel, figuran en la lista de los más escandalosos de los 265 que han llegado al trono de Pedro.
En el siglo XVI, León X brilló por el lujo en el que vivía, por sus largas semanas dedicadas a la cacería.
El tráfico de indulgencias para garantizarse el paraíso llevaron al fraile Martín Lutero a enfrentarse con la jerarquía católica, un detonante de la reforma protestante en 1517 y un cisma que dividió a los cristianos.
En el siglo XX, el secreto era la clave, sobre todo durante las dos guerras mundiales, y oficialmente a todo aquel que quebrara esa regla lo castigaban inmediatamente con la excomunión: una norma vigente nada menos que hasta 1981.
Algunos documentos sobre la Segunda Guerra Mundial, que pueden ser consultados, confirman que la policía del régimen fascista de Benito Mussolini contó con informantes, religiosos y laicos dentro del Vaticano.
Es el caso de "monseñor Pucci", informante de la policía fascista y de "monseñor Benigni", que organizó una red de espionaje interno.
Los servicios secretos nazis llegaron a interceptar el teléfono de Pío XII, según cuenta Bruno Bartoloni, en su libro "Las orejas del Vaticano", que acaba de publicar.
Bajo el pontificado de Juan Pablo II, entre los más modernos y abiertos, con oficina de prensa y un vocero oficial, estallaron todo tipo de escándalos: por corrupción, negocios ilegales y apoyos del Vaticano a los regímenes dictatoriales de América del Sur.
Pero uno de los más graves, que afectó la credibilidad del papado, fue el del banco del Vaticano, el IOR, en la década de 1980.
El IOR estaba implicado en la quiebra en 1982 del mayor banco italiano, el Ambrosiano, del cual el Vaticano era un accionista importante.
Dirigido por el tristemente célebre monseñor Paul Marcinkus, quien fue protegido por Juan Pablo II, lo que le permitió eludir la justicia italiana, el banco vaticano encubrió el lavado de millones de dólares de la mafia, lo que le costó la vida al banquero Roberto Calvi, hallado colgado misteriosamente bajo un puente en Londres.
Treinta años después, el banco vaticano vuelve a provocar indirectamente una de las mayores crisis del papado de Benedicto XVI.
La detención la semana pasada del mayordomo del Papa por la filtración de documentos secretos del Vaticano, que acabaron publicados en un libro, donde se denuncian presuntas conspiraciones entre los cardenales, pocos días después del despido del director del Banco Vaticano por un presunto caso de lavado de dinero, vuelve a poner sobre el tapete las luchas por el poder dentro de la legendaria institución.
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