El 8º Mayo de las Letras reunió a jóvenes poetas del Noroeste, entre los que participó el salteño Eduardo Robino, a quien le pertenece esa afirmación.
Por Patricia Rodríguez para TucumánHoy
Dicha por un poeta, esta afirmación hace 40 años hubiera sido tomada como poco seria por los autores “de verdad” de los años 60. Sin embargo, el joven escritor salteño Eduardo Robino no ha desdeñado esa literatura calificada de cursi y moralista. En su libro “Hasta que irremediablemente llegue el día”, su escritura, su tono intimista y sus descripciones cinematográficas nos retrotraen a ese mundo de novelas rosas, pero en este caso no siempre los finales son felices. En su libro, presentado en el marco del 8º Mayo de las Letras organizado por el Ente Cultural de Tucumán, Robino le rinde un homenaje a los lectores de Corín Tellado y al cine, al confesarse amante del buen cine y del malo también.
-¿Por qué te inspiraste en los lectores de Corín?
-En realidad este libro (Hasta que irremediablemente llegue el día) empezó a gestarse cuando vivía aquí solo, en Tucumán. Después de muchos años, parte de esa experiencia está volcada en este libro de poesía.
-¿De qué se trata?
-Son poemas netamente urbanos, no hay paisajes, no aparece el tema de la tierra ni de la geografía, a lo sumo está nombrada la lejanía como un pretexto, pero en realidad son poemas sobre la subjetividad humana, sobre las personas en soledad, ensimismadas en sí mismas y en un ámbito o situación precisa que a veces les son adversas.
-¿No hay finales felices como en aquellas novelas rosas?
-No. Hay sólo dos poemas optimistas en el libro. Esta obra se compone de dos libros, uno libro que se llama Carey, incluido en este volumen y son poemas distintos, escritos con minúsculas, sin signos de puntuación, donde la persona que lee tiene el desafío o la posibilidad de construir como quiere leer la poesía.
-¿La poesía tiene que ser leída en voz alta?
-Hoy por hoy hay una dificultad muy grande en relación a la poesía, hoy más que nunca la poesía es para ser leída en voz baja. Porque si bien antes, y no nos vayamos tan lejos, recordemos a Neruda, a Manuel Castilla, con ellos la poesía tenía cadencia, canto, musicalidad, sonoridad, pero hoy eso no ocurre necesariamente. Hoy, por ejemplo, se juega con el corte abrupto de versos, con la escansión, con una ambigüedad propia del yo, por lo menos eso pasa en mí poesía. Entonces una cosa es leerla en voz alta, donde hay un yo (el que lee), y otra cosa es el que lee el poema en voz baja y puede hacer su propio poema, su propia historia y sus propias interpretaciones. Por lo menos mí poesía está más ligada a una lectura en voz baja.
-¿Qué significa para vos participar en este Mayo de las Letras?
-La posibilidad de encontrarme con gente que escribe en el NOA, lo cual es muy enriquecedor. De hecho se producen pocos encuentros de poesía en el Noroeste; por caso en Salta o Jujuy se realizan cada dos años. No ocurre lo mismo en Santiago del Estero, donde últimamente hay más movimiento por la feria del libro que se organiza allí.
Pero en esta época, a pesar de contar con una maravillosa tecnología que nos permite estar comunicados, no podemos hablar de una poesía del NOA como en la época de La Carpa, donde los escritores tenían una especie de temática similar, por caso Raúl Galán, Manuel Castilla o María Elvira Juárez aportaron temáticas que tienen su parecido, creo que recién ahora podemos ver los entramados en el tiempo.
Hoy por el contrario los escritores tenemos temáticas distintas, variadas, pero de igual forma esto es muy enriquecedor.
La Cena
La dicroica enmarca la copa de vino,
El pescado decorado a dos hierbas,
La pequeña panerita a la izquierda.
La servilleta blanca, pesada, regalo de los tíos.
La botella está helada, es de un buen año
El 94 fue bueno en torronetés.
Mercedes acerca la copa a su boca
Y da por comenzada la función para uno
Dejando tras de sí las horas de escritorio
Recuperando el brillo de sus ojos.
En el equipo Parker ejercita su pequeña
y solitaria epopeya que se pierde sobre sí
Hasta que irremediablemente llegue el día.
El vestido suelto de algodón
Permite descubrir el contorno perfecto de los pechos
El delicadísimo trazo que curva la cadera, el pubis plano
Y ella piensa al saborear detenidamente cada bocado,
Cada sorbo anhelado: “Si pudiera yo misma acariciar mi sombra”.
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff