Salman Khan, el profesor con cuatro millones de alumnos al mes.Financiada por Google y Bill Gates, Khan Academy ofrece en YouTube clases para todos los públicos que van desde matemáticas básicas a complejas lecciones de economía
Gates hablaba de Salman Khan, Sal para los más allegados. Este joven de origen bangladesí y nacido en Nueva Orleans explicó entonces qué es y cómo nacióKhan Academy , la organización sin ánimo de lucro dedicada a la educación que él fundó en 2006 y cuyo objetivo es “acelerar el aprendizaje para los estudiantes de todas las edades”.
Khan, exanalista financiero de un fondo de inversión estadounidense en Boston, empezó en 2004 a elaborar tutoriales con lecciones de matemáticas dirigidas a su prima, Nadia, que estaba en Nueva Orleans y que arrastraba problemas en la escuela con dicha materia. El vídeo lo colgó en YouTube, de modo que los hijos de otros familiares y amigos también pudieran beneficiarse de sus clases. También lo usaron, aunque por aquel entonces Khan no lo sabía, los hijos de Bill Gates.
En breve empezó a tener respuesta desde fuera de su círculo de allegados en forma de comentarios en su cuenta de YouTube, principalmente padres preocupados que le agradecían -”algunos rezaban por mí”, ha explicado Khan- que su hijo hubiera entendido por primera vez las ecuaciones de segundo grado o el teorema de Pitágoras, por citar dos ejemplos al azar. Fue entonces cuando lo vio claro, decidió dejar su trabajo en el mundo de las finanzas y se encerró en el despacho de su casa de Mountain View, California. Allí, con la ayuda de un ordenador, un micro y un pad electrónico para escribir, ha explicado las clases que hoy ven diariamente millones de personas en todo el mundo, tanto estudiantes en edad escolar como adultos con ganas de ampliar sus horizontes.
En Khan Academy hay colgadas más de 3.000 lecciones de diferentes ámbitos del conocimiento. Desde matemáticas a historia, pasando por finanzas, física, química, biología, medicina, economía, cosmología, historia del arte, microeconomía o ciencia computacional, entre otras muchas materias. También hay actualidad, como la explicación del porqué de la crisis en Grecia y de su eventual salida del euro.
De hecho, si alguien decidiera aprender una lección diaria de todo el catálogo de Khan Academy debería invertir más de ocho años en ello. Cada mes visitan la página una media de cuatro millones de alumnos. En los últimos 18 meses más de 50 millones de estadounidenses han aprendido con Khan. En decenas de institutos, principalmente de California, ya se está estudiando únicamente con este método. Desde el Estado español reciben 400.000 visitas cada mes. Según los datos que maneja la organización, 150 personas, “seguramente profesores”, enseñan desde una escuela del Estado español con los vídeos de Khan Academy en aulas de al menos 10 alumnos o más.
Un indicador del éxito de esta iniciativa es el papel que el gigante tecnológico Google y Bill Gates, a través de la Fundación Bill & Melinda Gates, juegan en la organización. Ambos la han financiado con 15 millones de dólares, eso sin contar las aportaciones que diversos filántropos han realizado y que han permitido a Salman Khan la contratación de un equipo al que puede ofrecer salarios competitivos en el sector.
Una de las personas que forma parte de este equipo es Bilal Musharraf. Él es el responsable del área de traducción de la organización y lleva dos años trabajando con Khan. Desde Palo Alto, California, donde se encuentran las oficinas de la organización, Musharraf contesta a las preguntas de LaVanguardia.com acerca del proceso de traducción de los vídeos.
“Nos hemos centrado en una primera fase en las 10 lenguas más habladas del mundo (castellano, portugués, árabe, mandarín, ruso, hindi/urdu, bengalí, alemán, francés e indonesio) y queremos que el núcleo duro de las materias en matemáticas en esos idiomas estén bien traducidos en breve”, explica Musharraf en una entrevista telefónica.
Subtitulación y doblaje son los dos ejes en los que se vertebra el área de traducción de Khan Academy. Lo primero es puro crowdsourcing -”uno va a la web, hace click en un vídeo y añade los subtítulos”-; lo segundo, requiere de más compromiso por parte de los voluntarios. “Lo ideal en este aspecto es encontrar a otros Salman en otros idiomas, eso es lo que buscamos para doblar los vídeos”, explica Musharraf.
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