Los trabajadores de trenes metropolitanos de Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña y de América del Sur, iniciaron ayer una huelga que derivó en protestas de pasajeros e incidentes con la policía, mientras el gobierno local advirtió que se trata de una medida adoptada con motivaciones políticas por grupos "radicalizados".
Un grupo de personas que expresó su malestar por la imposibilidad de ir al trabajo incendió residuos y papeles frente a la estación de Metro Jabaquara, en el sur de Sao Paulo.
El público lanzó piedras en la avenida Radial Este, junto a
la estación de trenes Corinthians-Itaquera, debido a que los
ómnibus de refuerzo dispuestos por el gobierno estaban
desbordados de pasajeros y no se detenían.
Frente a los disturbios y la pinchadura de los neumáticos de
colectivos en la estación Corinthians fue enviado el Batallón de
Choque de la policía, que desbloqueó la avenida y dispersó a los
manifestantes disparando gases lacrimógenos, registró TV Record.
Los sindicatos trabajadores del Metro, transporte dentro de
la ciudad, y de la Compañía de Trenes Metropolitanos, que
enlazan la capital con el Gran Sao Paulo, iniciaron una huelga
por tiempo indeterminado a las 4 locales (7 GMT).
"Hay un radicalismo absurdo de un grupejo sindical, es una
medida cruel con los trabajadores y las trabajadoras de Sao
Paulo que utilizan los trenes, son 4,5 millones de personas que
usan el transporte", declaró hoy el gobernador paulista, Geraldo
Alckmin.
El gobernador dijo que el paro sigue objetivos "políticos"
ya que es un "año electoral" en que se elegirá el alcalde de Sao
Paulo.
Frente a la falta de transporte ferroviario la alcaldía de
Sao Paulo autorizó hoy la circulación de todos los automotores
particulares, suspendiendo la veda que rige para parte de estos
cada día.
El Tribunal Regional del Trabajo paulista ordenó que los
trabajadores garanticen la circulación de trenes en los horarios
pico, pero los sindicatos no acataron la resolución y aprobaron
la huelga en asambleas realizadas en la noche del martes.
Cerca de 5 millones de personas se vieron afectadas por la
medida de fuerza en Sao Paulo, al tiempo que hay otros paros
similares en las ciudades de Belo Horizonte, región central del
país, y Salvador de Bahia, en el noreste.
Debido a la liberación del tránsito los embotellamientos de
vehículos en las principales avenidas alcanzaron 168 kilómetros
de extensión a las 9 locales (12 GMT), el mayor atascamiento del
año según la Compañía de Ingeniería de Tránsito.
Paralelamente, la Compañía de Ingeniería reportó a esa misma
hora una fila de autos y ómnibus de 212 kilómetros transitando a
menos de 5 kilómetros por hora, que es un record histórico.
Los trabajadores informaron que realizarán una asamblea para
evaluar la situación, pero descartaron levantar parcialmente la
medida y permitir la circulación de algunas unidades del Metro.
"Si pusiéramos en marcha solo algunos trenes esto causará un
caos porque habría un asalto de los pasajeros, sería peor", dijo
hoy el sindicalista Mario Bandeira, y reiteró su demanda de
"aumento de salarios".
La mayoría de las estaciones del Metro y de la Compañía de Transporte Metropolitano permanecieron cerradas, mientras en las pocas que abrieron hubo más público que el de costumbre y los vagones que circularon estaban absolutamente llenos de pasajeros.
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