AMPLIARMaíz trasngénico

08/05/2012 - Medio Ambiente

Preocupación por cultivo de maíz trasngénico

La Federación de Organizaciones Ambientalistas No Gubernamentales de Tucumán se mostró preocupada por el crecimiento del maíz transgénico que se cultiva en nuestro país, ya que en la campaña 2010/2011 ha ocupado el 86% del área destinada a maíz.

En un comunicado de prensa Juan Manuel Prado Iratchet, Secretario General de la Federación Ambiental de Tucumán y Pedro Santiago Ottonello, Presidente expresan la preocupación del cultivo de maíz transgénico. A continuación, los fundamentos que exponen ambos ingenieros.

Las principales variedades de maíz transgénico conocidas como Bt (resistentes a insectos lepidópteros) y TH (tolerantes a herbicidas), y sus combinaciones, son cultivos autorizados en Argentina, y en esta campaña 2011/2012 ocuparán unas 3.850.000 has. 

El consumo de alimentos transgénicos en forma directa, es un peligro para la salud de la población, porque en general se desconoce el daño que puede provocar en el organismo humano la ingestión de genes agregados por ingeniería genética, con el fin de resistir plagas, heladas, etc. 

La permanente modificación de las semillas transgénicas que provee el mercado, el cual se encuentra en una constante búsqueda de nuevas variedades de maíz, que resulten más rendidoras por hectárea, o con mayor cantidad de proteínas, o con mejor tolerancia a plagas o heladas, impide conocer con certeza los daños que pueden provocar en el organismo humano.

Cuando los científicos, después de largas investigaciones, logran advertir sobre los peligros que determinada variedad de maíz representa para la salud pública, el mercado ya ha reemplazado la variedad cuestionada, por una nueva que ofrece otras bondades, reiniciando el ciclo que finalmente llevará, después de un tiempo, a una conclusión tan riesgosa como la anterior.

Una investigación de científicos de la Universidad Nacional de Córdoba advierte sobre el peligro que representan los cultivos transgénicos para la salud pública. En tal sentido, afirman que, para producir semillas genéticamente modificadas, se emplean genes de bacterias resistentes a antibióticos como la penicilina y la ampicilina, ampliamente utilizados en medicina. El problema es que esa inmunidad se puede difundir entre los microbios, y hacer totalmente ineficaces el uso humano de los medicamentos. 

Estudios en Alemania encontraron genes resistentes en el polen, y la Unión Europea prohibió el uso de este tipo de semillas transgénicas en 2004. La producción apícola chilena ha sido rechazada por la Unión Europea, al haber detectado genes resistentes en la miel enviada. 

La fructosa es un producto del maíz que, ante el arrollador avance del maíz transgénico (86% de la superficie cultivada), es elaborada en la actualidad con estos elementos genéticamente modificados.

Si consideramos que la fructosa es el ingrediente endulzante en gran cantidad de productos alimenticios pre-elaborados o enlatados, en golosinas, en las principales gaseosas y refrescos en general, el consumo de estos alimentos o bebidas constituye una posible forma indirecta de ingerir los genes agregados al maíz por la ingeniería genética. 

Es por todo lo expuesto, que solicitamos se reglamente el etiquetado de los productos de la cadena alimentaria que contengan fructosa elaborada con maíz transgénico, advirtiendo del riesgo a la salud humana que conlleva el consumo.