El grupo paramilitar de extrema derecha argentino Triple A, organizado en los 70 por José López Rega, asesor de Juan Domingo Perón, estuvo integrado por "delincuentes" que respondían a una ideología política y cuyos crímenes fueron la antesala del terrorismo de Estado de la dictadura, de acuerdo con el relato de la película "Parapolicial negro", de Valentín Javier Diment.
La Alianza Anticomunista Argentina (conocida como Triple A) asesinó entre 1973 y 1975 a unas 1.500 personas, en su persecución a miembros de grupos armados de izquierda, dirigentes sindicales, intelectuales, políticos, abogados defensores de derechos humanos y familiares de presos políticos.
Sus crímenes fueron considerados de lesa humanidad por el juez Norberto Oyarbide en 2006, aunque no se avanzó ni en las investigaciones ni en los procesos judiciales, lo que constituye una gran deuda con las víctimas.
Diment contó a ANSA que la idea del documental, que se estrenará en junio en Buenos Aires, surgió a partir de una nota de su amigo periodista Ricardo Ragendorfer sobre la detención en España de Eduardo Almirón Sena, un policía separado de la fuerza y luego actor destacado de las operaciones de la AAA.
El documental habla de la prehistoria de esa alianza, que principalmente atacó a la dirigencia peronista de izquierda. Da cuenta del pasado delictivo de aquellos que lideraron luego operativos cruentos, realizados a la luz del día y reivindicados en órganos periodísticos de extrema derecha como "El Caudillo".
En la búsqueda de testimonios, Diment, Ragendorfer y el periodista Facundo Cardoso encontraron los primeros escollos de la investigación.
"Tenía muy en mente que quería gente que defienda la Triple A o que defienda a sus miembros. Dentro de la estructura dramática quería que estuviera la voz de los malos, por decirlo de un modo zonzo (simple, ndr). Y esa voz es muy difícil de encontrar", explicó.
Comentó que no consiguieron casi nada "hasta que apareció Ana María Gil Calvo, la mujer de Almirón, y eso fue un milagro", hallado por la periodista Cecilia Guardati.
Las declaraciones de esta mujer son "el sistema nervioso, la columna la hace todo lo demás, que sostiene ese relato en un esquema de lectura posible, porque aisladamente perdés por completo la capacidad de lectura. Ana María no habla desde lo político. El registro de Ana María es el chisme (rumor, ndr). Es como meter un artículo de la revista Paparazzi (de chismes del espectáculo) en la sección económica del New York Times", manifestó.
Y afirmó que este testimonio es central también "en que lo que ves ahí es a alguien intentando desesperadamente contarse una historia que es imposible de encajar en la realidad".
"Aparte, está loca, dice unas barbaridades... Tiene una impunidad para decir barbaridades que es increíble. Es rara, pero al mismo tiempo es boluda (tonta, ndr) y cínica", evaluó.
La ficción forma parte de este relato y así fue pensado desde el comienzo. "Quería un policial duro, muy duro, donde todos son una mierda, donde lo que importa es la lógica de la corrupción. Como algo subyacente al caso político, ver a los que hacen el caso político como delincuentes", sostuvo.
Para Diment se trató de "gente muy de mierda coptada por una coyuntura política. Porque así como fue la Triple A podría haber sido cualquier otra cosa. No son gente de mucha ideología real".
"Estos tipos eran delincuentes que operaban dentro la policía, pero como delincuentes comunes. Eran extorsionadores, contrabandistas, asaltantes y asesinos, que operaban dentro de la fuerza, a quienes ni siquiera la fuerza pudo contener. Pero la situación política requirió que esta gente vuelva a trabajar para el Estado. Y ahí fueron. Eran simples hijos de puta: asesinos, torturadores, violadores, ladrones. No eran cuadros políticos", aseveró.
Almirón murió en una cárcel en Argentina y sólo se llegó a procesarlo. También fallecieron sin declarar sus crímenes otros de los principales integrantes de la banda Juan Ramón Morales y Miguel Angel Rovira.
"Hay mucho interés adentro del peronismo por no meterse con determinadas cuestiones", consideró el director, quien explicó que durante el gobierno de Néstor Kirchner se avanzó en declarar los crímenes de la AAA como de lesa humanidad.
"Es decir, asumir que eso era terrorismo de Estado. Es decir, asumir que el gobierno de Perón amparó esta movida aparentemente parapolicial. Pero tampoco se puede investigar tanto", analizó.
Y allí dice coincidir con Gil Calvo, en cuyo testimonio sostuvo que el objetivo es "meter presos a los que son sospechosos de haber participado en la Triple A aprovechando que están viejos y dejar que se mueran en la cárcel sin que nadie declare nada. Y es lo que está pasando. Y a la persona que más sabe de todo esto ni la tocan, que es Isabel Perón", en referencia a la ex presidenta y última esposa del líder del Partido Justicialista, Juan Domingo Perón.
Diment aseguró que "fue una guerra civil en el sentido de la civilidad peronista, fue una guerra intestina del peronismo. Fueron sindicalistas de derecha matando sindicalistas de izquierda. Realmente, la gran mayoría de los crímenes de la Triple A fueron de peronistas asesinados por peronistas", además del ensañamiento particular con los miembros del grupo armado Ejército Revolucionario Popular (ERP).
El director remarcó que para él la frase vendedora del filme es "cada uno elije cómo contarse la historia"
Fuente ANSA
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