"Cuatro años es una eternidad para ser entrenador del Barça. El tiempo lo desgasta todo. Yo me he vaciado y necesito rellenarme". Pep Guardiola compareció ante los medios para confirmar lo que era un secreto a voces: que abandona el banco del Barça tras cuatro años espectaculares en los que ha ganado muchos títulos y ha logrado que su equipo maravillara al mundo con su juego.
La decisión la tomó en octubre, cuando se la comunicó a Sandro Rosell y a Andoni Zubizarreta, y la confirmó de nuevo ante el presidente y el director deportivo azulgrana el pasado miércoles. "En otoño ya sentía que había llegado el final de mi etapa (como técnico del Barça). Pero no se lo podía decir a los jugadores. Comunico ahora una decisión que tomé hace bastante tiempo", explicó Guardiola en una multitudinaria rueda de prensa.
Liberado, tranquilo, convencido de haber tomado la decisión correcta, Guardiola compareció junto a Rosell y Zubizarreta en una sala de prensa en la que también estaban Puyol, Xavi, Valdés, Iniesta, Piqué, Cesc, Busquets y Pedro. Lo primero que hizo fue disculparse por el culebrón que ha protagonizado. "Este es un error que asumo. Parecía que me estaba haciendo de rogar, pero yo siempre he querido contratos cortos", explicó.
El único motivo que esgrimió para su marcha fue el cansancio físico y mental. "Yo ya no puedo dar más. La exigencia es muy alta y el entrenador tiene que estar fuerte para trasmitir tantas cosas a los jugadores. Necesito descansar, alejarme, porque si no nos hubiéramos hecho daño. Hemos vivido demasiadas cosas juntos para que, solo por el hecho de estar, se tambaleara la relación con los jugadores", diseccionó el técnico.
"Tengo que recuperar la alegría del día que me llamó Evarist Murtra (ex directivo del Barça) para ofrecerme el Barça B. Yo daba saltos de alegría en mi casa. Después me preguntaron si podía asumir el primer equipo, y me sentía con fuerzas de comerme el mundo", añadió Guardiola.
Pep se va en paz, orgulloso del trabajo realizado, con la sensación del deber cumplido. "Del Barça, antes o después te echan. Si te vas, no se abren las heridas y los recuerdos son más reales", afirmó antes de comentar que ahora a nadie le interesa lo que hará en el futuro, aunque probablemente volverá a entrar tras un merecido descanso.
"Salgo y no intervengo más. Doy un paso al lado, porque si participara en alguna toma decisión, entonces sería el entrenador", dijo Guardiola, consciente de que aún no se ha ido y ya se le ve como asesor en la sombra del nuevo técnico del Barça Tito Vilanova
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