El auge de la quinua en la zona sur del altiplano boliviano y en el NOA fue uno de los temas analizados en el MUNT por el especialistas franceses . “La quinua es uno de los pocos cultivos que tiene un equilibrio perfecto, porque tiene un alto nivel de proteínas”, comentó Thierry Winkel, del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD).
El auge de la quinua en la zona sur del altiplano boliviano y en el NOA fue uno de los temas analizados por el especialista francés Thierry Winkel, del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) y Departamento de Ecología Funcional, Centro de Ecología Funcional y Evolutiva (CEFE) CNRS, Montpellier.
Según Winkel, el objetivo de la conferencia que brindó en la sala Multimedia del Museo de la Universidad Nacional de Tucumán es colaborar con los arqueólogos de nuestra Universidad. “Estuve junto a ellos en una zona de la región de Antofagasta y pudimos observar algunos paralelos, pero también ciertas diferencias en lo que respecta a la quinua”, subrayó.
Entre mediados de la década del 80 y la del 90 del siglo XX, la llamada enfermedad de las “vacas locas”, o encefalopatía espongiforme bovina afectó a gran cantidad de seres humanos, sobre todo en Inglaterra y en Estados Unidos. Esto catapultó a los consumidores de estos países a optar por otro tipo de alimentos. “La crisis derivada por este mal marcó el inicio de una demanda fuerte de proteínas vegetales que antes era algo más reservado para vegetarianos o personas que sufren de intolerancia al gluten. La quinua es uno de los pocos cultivos que tiene un equilibrio perfecto, porque tiene un alto nivel de proteínas. Generalmente, en todo lo que implica proteínas vegetales, faltan uno o dos aminoácidos esenciales para la vida humana, no así en la quinua, que es perfecta en su composición, y que la convierte en un alimento excepcional”, aseguró Winkel.
Amplia demanda
A su vez, la exposición de Richard Joffre, del mismo instituto, versó sobre un estudio realizado en el altiplano sur de Bolivia y explicó que el auge de la quinua marcó un cambio importante en la vida de los productores y también en los ecosistemas.
El investigador destacó que el boom de la quinua se debe, además a que se puede cultivar de forma permanente, a una conjunción de factores. “Por un lado nos encontramos con una zona de producción única para un alimento de alta calidad, a lo que debemos sumar una gran demanda local y regional -no en Bolivia, sino en Perú- y a una demanda internacional, sobre todo de países del llamado primer mundo, que se encuentra en franco crecimiento”, precisó.
El día anterior, el investigador Daniel Bertero, del Departamento de Producción Vegetal de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, expuso sobre la “Colección, conservación y evaluación de quinua en el Noroeste Argentina”.
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