El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pidió prudencia a los dirigentes europeos en sus declaraciones sobre España, tras las críticas sobre la situación económica y el nerviosismo de los mercados financieros, temporalmente calmados este miércoles por las declaraciones del Banco Central Europeo y la Comisión Europea.
"Todos tenemos problemas y nosotros trabajamos para solucionar los nuestros, los de los españoles, pero también para ayudar a la zona euro (...) y esperamos que los demás hagan lo mismo, que sean prudentes en sus afirmaciones y que trabajen para mejorar su país y la zona euro", declaró Rajoy en el Congreso de los Diputados, en una reunión con los parlamentarios del Partido Popular.
Un llamamiento a la solidaridad en la zona euro tras las declaraciones "por parte de algunos dirigentes" de la Unión Europea, a los que no ha citado expresamente. El 5 de abril, el presidente francés, el conservador Nicolas Sarkozy, en campaña electoral había hablado de España, "ese gran país" afectado ahora por "una crisis de confianza".
A finales de marzo, el jefe del gobierno italiano, Mario Monti, había afirmado que España "daba motivo de gran preocupación" a Europa, afirmando temer un contagio a otros países. Pero, ahora, el objetivo es tranquilizar a los mercados tras el nerviosismo que cundió el martes, cuando los principales índices bursátiles cayeron y la tasa de interés a largo plazo española (diez años) subió a máximos, cerca del límite simbólico del 6%, que significaría una refinanciación de la deuda a un precio exorbitante.
Sin esperar a un llamamiento de Rajoy, los Gobiernos de París y Berlín echaron una mano al de Madrid. Un portavoz del Ministerio de Finanzas alemán "lamentó" este miércoles que los mercados "no reconozcan los enormes esfuerzos de las reformas" que está realizando el Ejecutivo español. Francia considera "excesivos los temores que se expresan hoy sobre la salud de la economía de España", insistió la portavoz del Gobierno galo, Valerie Pecresse.
©AFP / Javier Soriano
Pero lo que más ha tranquilizado han sido las declaraciones del Banco Central Europeo (BCE) y de la Comisión Europea. Benoit Coeuré, miembro del directorio del BCE, consideró que la reciente subida de las tasas españolas no estaba justificada a la vista de los fundamentales de su economía, y tampoco excluyó eventuales nuevas compras de deuda española por parte de su organismo.
La Comisión Europea aseguró, por su parte, que España no necesitará un plan de ayuda financiera, destacando una vez más los recientes esfuerzos llevados a cabo por la cuarta economía de la zona euro, como "la muy importante reforma laboral".
Pero la tendencia sigue siendo frágil, como prueba que Roma, que desde principios de año se ha beneficiado de condiciones de préstamo favorables, ha visto como subía su tasa de interés en una emisión de deuda a corto plazo.
Y los Presupuestos Generales de 2012 anunciados por el Gobierno del PP , los más austeros de la historia española, para ahorrar 27.300 millones de euros, no consiguen convencer del todo, lo que llevó al Ejecutivo a anunciar el lunes un recorte suplementario de 10.000 millones en sanidad y educación.
Aunque Rajoy repitió este miércoles que España no necesitará un plan de ayuda financiero, reconoció que la reducción del déficit público "es nuestra mayor urgencia" para "salir del círculo vicioso de la deuda". "Hoy dedicamos al pago de los intereses de la deuda casi 29.000 millones" de euros, añadió.
España registró en 2011 un déficit del 8,51%, muy por encima del 6% previsto y obtuvo del Eurogrupo que el objetivo para 2012 sea del 5,3% del PIB frente al 4,4% inicial. Un objetivo muy difícil, según numerosos expertos, con una bajada prevista del 1,7% del PIB en España en 2012, en medio de un contexto europeo muy parado.
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