El papa Benedicto XVI celebró este domingo la Misa de Resurrección y en su tradicional mensaje llamó a la paz en Siria y en varios países de Africa, así como a una mayor tolerancia religiosa en todo el mundo.
Según consigna la agencia DPA, el Pontífice ofició la misa en la Plaza de San Pedro decorada con miles de flores, ante decenas de miles de personas y bajo un cielo encapotado que poco a poco dio paso a un suave sol primaveral.
Al término de la ceremonia, el Papa se asomó al balcón de la basílica para dar su bendición "Urbi et Orbi", a la ciudad y al mundo. "Surrexit Christus, spes mea (Ha resucitado Cristo, mi esperanza)", dijo Benedicto XVI pronunciando la tradicional frase en latín.
En su mensaje en italiano, el religioso subrayó que Cristo es "esperanza y consuelo" para el mundo y "de modo particular para las comunidades cristianas que más pruebas padecen a causa de la fe, por discriminaciones y persecuciones".
Luego aludió a algunos de los principales conflictos actuales, como Siria, para la que pidió que "cese el derramamiento de sangre y se emprenda sin demora la vía del respeto, del diálogo y de la reconciliación, como auspicia también la comunidad internacional".
También tuvo palabras para Irak, a cuyo pueblo alentó "a no escatimar ningún esfuerzo para avanzar en el camino de la estabilidad y del desarrollo".
"Y, en Tierra Santa, que israelíes y palestinos reemprendan el proceso de paz", agregó. Después mencionó los conflictos africanos en el Cuerno de África, Sudán, la zona de los Grandes Lagos y Mali.
El Papa pidió que "el Señor, vencedor del mal y de la muerte, sustente a las comunidades cristianas del Continente africano" y que "las haga agentes de paz y artífices del desarrollo de las sociedades a las que pertenecen".
Sobre el conflicto entre Sudán del Norte (musulmán) y el del Sur (cristiano), añadió que ruega por que se conceda "a sus respectivos habitantes la fuerza del perdón".
Para Mali pidió paz y estabilidad y sobre Nigeria, donde los cristianos han sido blanco reiterado de ataques, dijo que espera que "la alegría pascual le infunda las energías necesarias para recomenzar a construir una sociedad pacífica y respetuosa de la libertad religiosa de sus ciudadanos".
Tras la bendición "Urbi et Orbi" el Pontífice deseó felices pascuas en 65 lenguas, incluyendo el español, el árabe, el japonés, el swahili y el alemán, su lengua materna.
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