La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció ayer incentivos de unos 30 mil millones de dólares para proteger a la industria nacional, segun dijo, de las prácticas "predatorias" y "desleales" por parte de las potencias que buscan salir de la crisis devaluando artificialmente sus monedas.
"Actuaremos dentro de las normas internacionales de comercio, pero seguiremos exigiendo que las devaluciones competitivas de las monedas sean consideradas como prácticas desleales predatorias.
No dudaremos en hacer todo lo que haya que hacer
para defender empleos, industrias y crecimiento", afirmó
Rousseff.
El nuevo estímulo a la industria brasileña se dio en varios
frentes: los más importantes fueron la eliminación de los
aportes patronales al sistema previsional en el recibo del
trabajador para 15 sectores, en una renuncia fiscal anual de
4.000 millones de dólares. Esos fondos serán reemplazados en el
sistema previsional por aportes del Tesoro Nacional, que ganará
dinero del tributo extra creado ante la facturación anual de las
empresas beneficiadas, de entre 1% y 2,5%.
El Banco Nacional de Desarollo Ecónómico y Social (BNDES,
estatal de fomento) aportará unos 25 mil millones de dólares en
créditos con reducción de tasas por debajo el mercado destinados
a la innovación tecnológica.
El plan fue consensuado con los principales empresarios del
país y las centrales sindicales ante bajo crecimiento de la
industria en 2011, que fue de 1,6% frente a un avance del PIB de
2,7%.
El ministro de Economía, Guido Mantega, negó que las medidas sean proteccionistas sino de "defensa comercial" y dijo que Estados Unidos, Japón y la Unión Europea usan la emisión de liquidez para "hacer más baratos los productos" en otros mercados.
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