Brasil puso en marcha ayer el sistema de mayores exigencias migratorias hacia los ciudadanos españoles que quieran ingresar a este país sudamericano, al aplicar el principio de reciprocidad luego de varios casos de expulsiones de brasileños de aeropuertos de España.
El gobierno de Dilma Rousseff aplicó las mismas exigencias que España exige a los brasileños a los españoles que intenten llegar a Brasil: tener pasaje de vuelta, 80 euros por día para gastar, reserva en un hotel o una carta de invitación de un residente en Brasil.
La decisión se tomó luego de fracasar las negociaciones
iniciadas en 2008.
La puesta en vigor de la medida fue marcada para este lunes
hace dos meses, luego del caso de una anciana brasileña que fue
a visitar a sus hijos en Madrid y estuvo cuatro días dentro del
aeropuerto de Barajas, en la capital española.
Hasta agosto de 2011, 1.005 brasileños fueron impedidos de
ingresar en aeropuertos españoles. Se estima, según Agencia
Brasil, que unos 160 mil brasileños viven en España.
El diario Folha de Sao Paulo divulgó este lunes en su portada
que el número de extranjeros impedidos de entrar a Brasil
aumentó más de 1.000% entre 2008 y 2011, según datos de la
Policía Federal.
En el mismo período, el flujo de turistas aumentó 7% y las
autorizaciones de trabajo para foráneos un 60,3%.
En 2011, se prohibió ingresar a Brasil a 10.218 viajeros extranjeros, contra 884 en 2008.
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