A 36 años del último golpe militar en Argentina muchas "ollas" se siguen destapando. Esta semana revista Veintitrés publicó la lista de nombres de quienes pilotearon los aviones Electra o vuelos "de la muerte" que llevaban a personas, muertas o desvanesidas o anestesiadas tras ser torturados, que tiraban luego al agua.
El relato integra el libro Por Siempre Nunca Más, una autobiografía donde el ex capitán de corbeta Adolfo Scilingo reconoce haber participado de dos vuelos desde donde arrojó a 30 personas adormecidas con Pentotal. En su libro, Scilingo dice que por esta vía desaparecieron a 4.400 personas. Los testigos de la ESMA corroboraron que los “traslados” se realizaban los días miércoles.
La autobiografía del asesino Scilingo –condenado en España a 600 años de
prisión por crímenes de lesa humanidad– detalla que un mes después de
su primer vuelo volvieron a llamarlo. Esta vez había dieciséis
detenidos. El proceso fue igual: sacaron a los secuestrados por la
puerta trasera del sótano de la ESMA y “semidormidos (los) subieron al
camión. En Aeroparque nos esperaba un Electra. Dentro, tenía sólo los
asientos que hay entre la portezuela y la cabina, unas seis hileras. El
resto estaba vacío. Colocamos los detenidos sobre el costado derecho.
Decolamos. (…) Cuando llegó el momento, se despresurizó la cabina. Un
suboficial me ató con una soga al lado de la puerta de emergencia de
popa estribor (atrás derecha) y luego con mucho cuidado la retiró. Me
acercaron a cada uno de los trasladados y una vez más cumplí la misión
de hacerles traspasar la puerta rumbo a la muerte”.
El relato de
Scilingo coincide con la descripción que realizó un investigador a este
cronista: “En el reglamento del Electra L-188 se destaca el capítulo
donde se explica ‘cómo arrojar las líneas de salvamento’ desde la
aeronave”. Las líneas de salvamento son una especie de soga larga,
explicó, que está compuesta por diferentes elementos y forma una especie
de cadena de objetos. “Para poder desplegarla, se debe bajar el avión
hasta determinada altura, reducir la velocidad y entonces apagar el
motor número 3 (el Electra tiene cuatro hélices). Recién allí se procede
a la apertura de la puerta trasera de emergencia que tiene la
particularidad de abrirse hacia adentro”, explicó. Esta descripción da
por tierra con la afirmación de la Armada de que desde los Electra no se
puede realizar una descarga en vuelo. Los marinos arguyen la
imposibilidad de abrir el portalón principal de este avión que mide unos
dos metros por tres metros, ignorando la puerta de emergencia.
Justamente, la misma a la que hace referencia el reglamento al que
accedió el investigador y el relato de Scilingo. Tal como se desprende
de la crónica anterior, la labor de los pilotos era determinante. Su
destreza era crucial para llevar a cabo los vuelos de la muerte.
En
respuesta a una solicitud de esta revista, el Estado Mayor General de
la Armada entregó a la Dirección de DD.HH. del Ministerio de Defensa de
la Nación una lista con los pilotos habilitados a volar los aviones
Electra L-188 entre 1976 y 1983. Todos pertenecían a la Escuadrilla
Aeronaval de Sostén Logística Móvil, que constaba de tres Electra
Lockheed 188: el 5T1, matrícula 0691, el 5T2 matrícula 0692 y el 5T3,
matrícula 0693, provenientes de Estados Unidos. Esta escuadrilla (EA51),
que se investiga como último eslabón del proceso de desaparición de
personas, dependía de la Escuadra Naval Número 5, con base en el
Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Según esta documentación,
desclasificada junto a todos los archivos de la represión por el
gobierno de Cristina Kirchner, los 24 pilotos habilitados a volar estos
aviones son los siguientes:
- Benito Basilio Pertiné, cuñado del
ex presidente Fernando de la Rúa. Su legajo lo compromete con la
represión bestial que aplicó la última dictadura militar. En 1978,
Pertiné fue sancionado por “no extremar las medidas para emitir un
interrogatorio ordenado por su superior con la atenuante de haberlo
detenido luego”. El 22 de mayo de 1979 tuvo como destino esta
escuadrilla y también fue sancionado, en esta ocasión por “no extremar
las medidas para tener listo el avión, ocasionando demoras en el
despegue, siendo el comandante del mismo”.
Además de
desempeñarse durante 1979 como instructor del avión L-188, el cuñado de
De la Rúa fue segundo comandante en el destino 418. “Ha orientado la
actividad de su unidad al logro de una mayor eficacia en el combate y el
resultado ha sido altamente satisfactorio en consideración”, lo evaluó
uno de sus superiores. Para el almirante Jorge Anaya, “es el oficial de
marina más completo que he encontrado a lo largo de toda mi carrera
naval. Excepcional”, firmó. Resulta particular la “mayor eficacia en
combate” de Pertiné, teniendo en cuenta que la única guerra que libraba
la Armada en ese entonces era contra “la subversión”, y todo aquel que
no pensara como ellos.
En la actualidad, Pertiné se volcó al
rubro de la construcción, llegando a ser contratista del Estado. Según
los registros públicos, está vinculado a las empresas Tecnoartel, Cimsa,
Udra Argentina S.A. y Constructora San José.
- Luis Conrado
Lupori fue otro de los pilotos habilitados para volar los aviones
Electra. Según se desprende de su legajo, ya en 1975 había realizado un
curso para pilotear este tipo de aeronaves, conocimiento que supo
explotar en los años siguientes. Entre el 28 de enero y el 19 de agosto
de 1978 estuvo en esta escuadrilla. Puesto que dejó brevemente, tras un
pasar por la agregaduría militar en los Estados Unidos. Volvió y estuvo
hasta el 31 de diciembre de 1983.
Pero antes de llegar a la EA51,
y en pleno terrorismo de Estado, Lupori tuvo un destino muy particular:
la ESMA. De acuerdo con su legajo, entre 1975 y 1977 “se desempeñó en
la Escuela de Mecánica de la Armada” donde además de ser “jefe de 1º
curso de aviación”, también se desempeñó como jefe de contrainteligencia
durante 5 meses. También estuvo 8 meses en el mismo destino como jefe
de la compañía 11.
Ante este marco, se lee en sus fojas: “Gran
valor en el servicio”. Y: “A pesar de no poseer la capacitación,
desempeñó el cargo de contrainteligencia. Se ha desempeñado de manera
excepcional”. Quien firmó esta última evaluación, el 15 de diciembre de
1976, fue Rubén Chamorro, entonces director de la ESMA. Chamorro estaba
acusado por crímenes de lesa humanidad pero murió antes de que se le
dictara una condena.
En las mismas fojas se lee: “Informe sobre
el calificado: En oportunidad de integrar el calificador la aprobación
de un avión Electra que me fuera subordinado por el Sr. Comandante en
Jefe de la Armada para el cumplimiento de una operación de alto grado de
reserva, demostró un excepcional entusiasmo, espíritu de cooperación y
confianza hacia el suscripto. Esta operación, (fue) cumplida en el
extranjero con éxito (…)”. Y se resalta el “gran factor contribuyente”
del accionar del “capitán Lupori; quien transmitió su ejemplar proceder a
la tripulación”. La nota es del 20 de abril de 1979 y quien felicita a
su subordinado es Jorge Raúl Vildoza, entonces capitán de navío,
señalado por Scilingo como el director de los vuelos de la muerte, hoy
prófugo de la Justicia por los crímenes de lesa humanidad que cometió en
la ESMA.
Desde que dejó la Armada, Lupori supo hacer una
ascendente carrera en la esfera aerocomercial. Fue director de Marsans,
la empresa multinacional de capitales españoles que había comprado
Aerolíneas Argentinas. Fue socio de Antonio Mata, el dueño de aquella
empresa, en diferentes firmas, como en Jet Paq S.A. Pero su rol más
significativo fue haber alcanzado la dirección de Aerolíneas Argentinas y
de Austral Líneas Aéreas Cielos del Sur S.A., en el 2003. En otras
empresas aéreas en las que participó también se destaca Advent S.A.
Licenciado en Sistemas, en el 2004, también alcanzó la presidencia de
SMR Servicio de Mantenimiento Aeronáutico.
- César Enrique Ávila
(fallecido) y José Roberto Fernández fueron los comandantes de la EA51
en 1976 y 1977, respectivamente. El primero estuvo entre el 1 de marzo
de 1974 y el 9 de diciembre del mismo año en la escuadrilla con asiento
en Ezeiza y ejerció su comando entre el 22 de diciembre de 1975 y el 31
de diciembre de 1976.
- Jorge Eduardo Albanese se recibió como
comandante de Electra L-188 en 1975. Entre el 28 de noviembre de 1975 y
el 26 de noviembre de 1976 estuvo destinado en la EA51. De acuerdo con
su legajo tiene “muy buena predisposición para el cumplimiento de tareas
ajenas a la rutina”. “Sabe ocuparse con eficacia cuando es necesario.
Tiene un espíritu de combate desarrollado”, firmó en sus fojas el
fallecido César Ávila. Tan apreciado era por su superior que pidió que
se quede en el área para “volcar su experiencia a los nuevos pilotos”.
Acaso su espíritu de combate se debía a la formación que recibió en el
curso de “subversión y guerra revolucionaria” que realizó en la Escuela
Naval de Inteligencia.
En 1977, Albanese pidió su pase a retiro
porque tenía la “intención de incorporarse a la empresa Austral Líneas
Aéreas S.A.”. Finalmente logró su pase a retiro. Desde entonces, la
carrera de Albanese continuó en Austral Líneas Aéreas, donde se
desempeñó por 27 años. Al menos hasta el 2009, trabajaba en Andes Líneas
Aéreas.
- El caso de Jorge Gerardo Bohm es particular. La
evaluación de fojas de servicio está tachada en lo que respecta a 1976.
No obstante se puede reconstruir que del 3 de marzo del ‘75 al 31 de
diciembre del mismo año estuvo en la EA51 y que luego fue aviador naval,
por un año, en Punta Indio –sitio señalado por Scilingo como una
constante para hacer escalas durante los vuelos de la muerte– y jefe de
publicaciones en 1977. “Jamás pierde la calma e infunde serenidad en sus
subordinados”, firmó Alberto Olcese. En 1980 fue jefe de
contrainteligencia por 7 días y adquirió capacitación para ser copiloto
de Electra. Dos años más tarde pasaría a ser miembro de la plana mayor
de la EA51 en Malvinas. Concluido el conflicto, Bohm se fue alejando de
la Armada hasta cambiar radicalmente de rubro. Hoy se dedica a la venta
de libros. Aunque no pudo alejarse del agua: se radicó en Pinamar.
-
Jorge Alberto Capella era piloto de helicópteros y de aviones Electra.
El 19 de marzo de 1979 fue evaluado como copiloto de un L-188 en Ezeiza
por Lupori, Pertiné y Carlos Ricaldoni. Un año más tarde otros tres
pilotos navales lo evaluarían como piloto del mismo avión. Participó en
Malvinas como parte de esta escuadrilla, a la que perteneció hasta
diciembre del ‘84, cuando pasó a la ESMA. Hoy tiene una inmobiliaria y
una constructora.
- Alejando Oscar Cagliolo llegó a la
escuadrilla a fines de 1981. Antes había pasado por la Escuela Aeronaval
Antisubmarina (’75); la Escuela para Oficiales (’76), y la Escuela de
Aviación Naval. Por su presencia en la EA51, participó de la guerra de
Malvinas y junto a Lupori realizó los vuelos de búsqueda del hundido
crucero “General Belgrano”. Una vez fuera de la fuerza, cambió de rubro.
Se fue a vivir a Trelew y en el año 2003 se transformó en empleado de
la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras, hasta alcanzar
el cargo de director ejecutivo. Renunció un par de años atrás y en el
2009 creó la firma Comercializadora de Alimentos del Sur SRL.
-
Daniel Emilio Bullo desarrolló un curso de especialización en los
Electra en 1980. Sin embargo, recién alcanzó a ser comandante de este
tipo de aeronave en 1982. Anteriormente, entre 1976 y 1978 estuvo
destinado en la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina. Fue miembro de la
plana mayor de la EA51 en Malvinas. Al 2011, Bullo seguía siendo piloto
de Aerolíneas Argentinas y Austral.
- Esteban Julio Kalauz fue
jefe de contrainteligencia por 9 meses, entre el 25 de enero y el 25 de
noviembre de 1977. Dos años más tarde, en el mes de julio realizó los
cursos de aviación naval y contrasubversión. En 1980 vuelve a ser jefe
de Contrainteligencia.
- Raúl Carlos Favreaud realizó un curso
de adiestramiento para pilotear el Electra L-188 el 6 de junio de 1977
en la compañía Eastern Air Lines en Miami, Estados Unidos. Licenciado en
Economía, también fue piloto de la plana mayor de la EA51 en Malvinas.
Concluida su tarea en la fuerza, estuvo vinculado al servicio
inmobiliario. Falleció.
- Carlos Washington Marioni tuvo una
importante participación en los albores del golpe de Estado: “Ha
participado en la operación militar, en la etapa de planificación,
ejecución a mis órdenes durante el período del 17 al 27 de marzo pasado
(de 1976)”, firmó James Whamond. Whamond, según la página
desaparecidos.org, “fue Secretario General Naval (de enero a septiembre
de 1978) y, desde diciembre de 1980 hasta enero de 1982, Jefe de
Aviación Naval. Por ejercer tales cargos, formó parte del Comando en
Jefe de la Armada, por lo que tuvo decisiva responsabilidad en el
accionar delictivo del personal de la Armada, como así también en el
funcionamiento de los CCD que dependían de la mencionada fuerza”.
-
Agustín Humberto Sosa y Guillermo Edgardo Méndez también fueron parte
de esta escuadrilla. El primero abandonó la fuerza luego de los años más
terribles de la dictadura para desempeñarse en Austral entre 1979 y
1983. El segundo piloteaba en la misma aerolínea, al menos, hasta el año
pasado.
- Completan la lista de pilotos: Marcelo Roberto Boveda
–quien hizo varias comisiones a EE.UU.–, Daniel Horacio Caruso, Miguel
Mariano Iriart –quien trabajó entre enero de 2002 y enero de 2004 para
el Estado Mayor General de la Armada y ha fallecido–, Alberto Ángel
Olcese, Carlos César Ricaldoni, Norberto Ulises Pereiro, Eduardo
Figueroa, Guillermo Alejandro Lucas –quien formó parte de la plana mayor
de la escuadrilla durante la guerra de Malvinas–, José María Lamelza y,
finalmente, Jorge Alberto Janiot –quien fue parte de la escuadrilla de
exploración durante la guerra de Malvinas y al día de hoy tiene por
domicilio alternativo la Base Almirante Zar porque siguió vinculado a la
Armada Argentina–.
En otro documento al que accedió esta revista
constan todos los pilotos navales habilitados para volar entre 1976 y
1979. Son 240 pilotos, entre los que figuran reconocidos genocidas y
tres nombres con mucha actualidad: Benito Italo Rotolo, Carlos Rodolfo
Machetanz y Rafael Ángel Cornejo Solá. El primero de ellos fue el
subjefe de la Armada entre 2003 y 2006. Hoy está siendo investigado con
el ex jefe de la Marina Jorge Godoy –quien fue pasado a retiro el pasado
diciembre– por espionaje a políticos. El segundo fue comandante de
Aviación Naval hasta el 2010, cuando fue reemplazado justamente por
Cornejo Solá –quien terminó dejando la Armada en diciembre pasado–.
Machetanz había ascendido en 2010 a la Inspección General de la Armada,
cargo que abandonó en enero del 2011.
Pasaron 36 años y aún
existen zonas oscuras, nebulosas, en lo que respecta a las atrocidades
que cometió la última dictadura militar. Seguramente muchos de los
hombres que aparecen en esta nota tendrán algo para aportar en la
Justicia.
FuenteMDZ
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