Carolina Piparo y su marido, Juan Ignacio Buzali, iniciaron martes una demanda millonaria, por la trágica salidera bancaria ocurrida a mediados de 2010, luego que la víctima y su madre retiraran dinero de la sucursal del banco Santander Río de 7 y 42, de la ciudad de La Plata, y antes de llegar a su casa, en 21 y 36, dos motochorros la balearan para robarle los ahorros con los que se compraría su casa.
En la demanda cuentan los padecimientos por la pérdida de Isidro y responsabilizan al banco por el ataque.
Según trascendió, la demanda quedó radicada en el Juzgado Civil y Comercial N°16 de La Plata, a cargo de Enrique Gorestegui.
El reclamo contra el Banco Santander Río S.A. asciende a la suma de $6.668.000.
Falta de seguridad
Piparo
y Buzali en su demanda responsabilizan al banco por entender que fueron
los culpables de lo que pasó, y afirman que de haber tomado la entidad
normas de seguridad, ella no habría sido víctima de la trágica salidera
de La Loma.
Según publicó el Diario El Día, entre otras cuestiones, Carolina critica la actitud del cajero que el 28 de julio, un día antes del brutal ataque, le dijo que no tenía dinero para entregarle y que volviera al día siguiente a pesar del avanzado estado de embarazo que ella demostraba estar transitando.
"Pero la conmoción pública que generó este hecho aberrante -relata la víctima en la demanda-, la colaboración y solidaridad de toda la sociedad puesta al servicio de esclarecer el ilícito, no tuvo su correlato en la actitud asumida por las autoridades de la sucursal del banco...".
Agrega, que en ese sentido, desde el banco le negaron a la Justicia las filmaciones de las cámaras de seguridad y obligaron a que se ordenara su secuestro.
Según la demanda, "hemos podido apreciar al igual que el conjunto de la sociedad -porque las imágenes fueron difundidas públicamente por todos los canales de televisión-, que en el momento de proceder a la extracción del dinero en la caja del Banco Santander Río, fui literalmente "marcada" por un sujeto que se encontraba desde momentos antes en el interior de la sucursal, sin realizar operación o trámite alguno y ante la escandalosa pasividad del personal de seguridad. A tal punto que esta persona se retira del banco en el momento en que ve que el cajero me entregaba el dinero".
La pérdida de Isidro
Al
momento de reflexionar sobre los padecimientos, los accionantes
relataron que "verdaderamente esperábamos la llegada de Isidro, nuestro
primer hijo, con mucha ansiedad y felicidad".
Luego agregan que "este daño adquiere extrema gravedad no solamente por su intensidad sino por su perdurabilidad ya que se prolongará a través de toda nuestra existencia. Difícilmente se conciba una lesión espiritual mayor que la pérdida de un hijo. La vida de los hijos representa para los padres desde el ángulo sentimental un valor incomparable".
El brutal ataque, para Carolina, "alteró radical y definitivamente mi vida afectiva y de relación".
Fuente Agencia Nova
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