El carismático Joachim Gauck, de 72 años, electo ayer presidente de Alemania en la primera votación en el Parlamento, podría dar un perfil más concreto y diferente que en el pasado al rol de la jefatura del Estado.
Gauck sucederá en el cargo a Christian Wulff, que renunció el mes pasado acosado por denuncias de casos de corrupción. Wulff, del partido conservador de la canciller Angela Merkel, la CDU, había dimitido tras la luz verde que la fiscalía de Hannover dio a la revocación de su inmunidad para que sea investigado por acusaciones de corrupción.
El presidente electo obtuvo 991 votos a favor y contó con el apoyo de cuatro partidos sobre cinco, mientras que Beate Klaresfeld, la candidata de Linke (izquierda), recibió 127 votos.
En un breve discurso con la voz quebrada por la emoción, Gauck recordó las elecciones de hace 22 años, tras la caída del muro de Berlín.
"En ese momento junto a la alegría tenía una certeza: siempre iré a votar", dijo. "Han elegido a un presidente -añadió- que no sabe imaginarse sin la libertad y que no sabe imaginar el país sin la práctica de la responsabilidad".
"Una cosa les puedo prometer: con todas mis fuerzas y con mi corazón les digo "sí" a la responsabilidad que me han transmitido", dijo Gauck durante el discurso, al aceptar oficialmente el cargo. Desde hace ya tiempo, Gauck contaba con el respaldo de Angela Merkel. El nuevo presidente ya tenía por otra parte la venia de los aliados liberales de la coalición de gobierno (FDP) y la oposición socialdemócrata. En Berlín se destaca el carisma y la personalidad del sucesor de Wulff. Tal cual la canciller Merkel, también Gauck viene del Este del país y muchos lo consideran como un ex "héroe" de la disidencia bajo la DDR, el regimen comunista de Alemania Oriental. La presencia tanto de Merkel como de Gauck en la cúspide del poder demuestran que "los alemanes del Este tienen una influencia enorme en la vieja Bundesrepublik", destacó, por ejemplo, el conocido escritor e intelectual Peter Schneider.
"Esto ocurre desde hace ya años y para mí es un hecho muy positivo, tienen influencia en todos los aspectos de la política de la vieja República Federal", añadió Schneider.
Este fenómeno no quiere sin embargo decir que "la reunificación del país haya sido completada. Para que esto ocurra -concluyó Schneider- hará falta todavía una generación de alemanes".
El escritor destacó por otra parte la gran diferencia existente entre Merkel y Gauck.
"El es carismático, ella no. Ella es una táctica, él un estratega porque cree en algo. Gauck hizo la dura experiencia de combatir la dictadura en la DDR, Merkel en cambio se adecuó al sistema, no fue una luchadora".
Fuente ANSA
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